Un hallazgo científico de la NASA impulsa nuevamente la teoría del origen cósmico de la vida

Un nuevo análisis de muestras del asteroide Bennu volvió a sacudir a la comunidad científica. Investigadores de la NASA y de universidades de distintos países confirmaron la presencia de ribosa y otros azúcares en el material que la misión OSIRIS-REx trajo a la Tierra en 2023, un hallazgo que obliga a revisar teorías sobre cómo comenzaron los procesos químicos que derivaron en la vida.

Los fragmentos, conservados en condiciones selladas desde su recolección para evitar cualquier contaminación terrestre, permitieron estudiar por primera vez compuestos orgánicos en un estado casi intacto. Según informó la agencia espacial, el material contiene los ingredientes necesarios para la formación de moléculas como ARN y ADN, un avance que podría redefinir el escenario químico de los primeros tiempos del planeta.

Tres trabajos publicados en Nature Geoscience y Nature Astronomy profundizan en esos resultados. Además de los azúcares, los científicos identificaron una sustancia de consistencia gomosa nunca antes observada en rocas espaciales y cantidades significativas de polvo proveniente de antiguas supernovas. Para los investigadores, estas pistas refuerzan la idea de que los componentes esenciales para la biología estaban ampliamente distribuidos en la nebulosa donde nació el sistema solar.

Los estudios liderados por Yoshihiro Furukawa, de la Universidad de Tohoku (Japón), analizaron unos 600 miligramos de material y confirmaron la presencia de ribosa (clave para la estructura del ARN) así como glucosa y otros compuestos. El estricto protocolo de preservación asegura que estos rastros son completamente extraterrestres. Para la NASA, el hallazgo vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de que cuerpos como Marte o las lunas heladas hayan recibido, en sus primeras etapas, parte de estos bloques fundamentales para el desarrollo de química prebiótica.