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¡Basta!: Acosadas en el transporte público
Ellas dicen basta. Basta de temores, de perversión, de traumas. Basta de acoso sexual. Son mujeres que hacían uso diario del transporte público y, como triste consecuencia, han sido víctimas de acoso. Las tocaron, manosearon, les dijeron de todo al oído, se masturbaron al lado suyo. Estas tres mujeres, como muchas otras, vivieron situaciones traumáticas. Momentos de tan solo segundos que no se olvidan por años, que acaso control de por vida.
Después de vivir este tipo de situaciones, algunas les agarró fobia por los trenes. Nancy, por ejemplo, ahorró para comprarse una moto y trasladarse sin transporte público. Irene toma recaudos extremos a la hora de subirse a un tren, y Majo viaja a la defensiva, atenta a su propia seguridad como también a la de otras mujeres.
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- Telefe Noticias (@telefenoticias) 5 de julio de 2021
AHORA | Testimonios que gritan ¡BASTA! contra el acoso en el transporte público. Informe @gisebu pic.twitter.com/TMhV1sOfE5
Lo que cada una de estas tres entrevistadas vivió reúne el trauma de miles de mujeres. Porque, como sociedad, nos falta mucho para lograr el respeto que merecen.
En el caso de Irene, ella se trasladaba hacia su trabajo en tren, y se quedó dormida leyendo un libro. La despierta un olor particular, y cuando mira hacia su costado, percibe lo peor. Un hombre estaba apoyado contra el cuerpo de ella, mientras se masturbaba. La reacción de Irene fue para ella inesperada. No pudo moverse, gritar, ni defenderse. Se encontró completamente paralizada. Solamente sus ojos miraban su entorno, y se preguntaba cómo nadie se daba cuenta de su sufrimiento . Pasaban las paradas y el hombre continuaba haciendo lo mismo, hasta que llegó el momento en que pudo escapar. Fue en ese instante en que pidió ayuda a otras mujeres, quienes la acompañaron a hacer la denuncia.Las fuerzas de seguridad encontraron al acosador, pero lo liberaron al poco tiempo. El temor de Irene se encuentra latente, habiendo pasado más de un año, no puede disociarse de aquel mal momento.
Se podría decir que Majo convive con el acoso. Forma parte de su cotidianeidad. Arriba del colectivo y tren le han tocado varias partes del cuerpo, le dijeron asquerosidades al oído, entre tantas perversiones. Ella ha podido reaccionar, contestar, defenderse instantáneamente, y también acompañar a otras mujeres víctimas de acoso callejero. Decide seguir utilizando el transporte público, porque internaliza que no es ella quien debe dejar de utilizarlo, sino el acosador.
En cuanto a Nancy, ve un tren y le causa un profundo temor. También compasión y pena por quienes podrían estar adentro del vagón. Ante las distintas formas de acoso que vivió, también decidió reaccionar y defenderse. Pero, sin ánimo de pasar por más traumas similares, resignó su movilidad en transporte público. Una víctima doblemente perjudicada.
Las tres han reaccionado de distintas maneras. Pero hoy dicen ¡basta! Porque no quieren que les vuelva a suceder lo mismo a ellas ni a tantas otras mujeres. Porque luchan contra la perversión, el intento de dominación del hombre hacia la mujer, contra ese instinto animal irreparable e indomable de ciertos hombres. Porque, a fin de cuentas, están cansadas de ser tomadas como objetos. Están cansadas de tanta bajeza humana.