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"No me gusta salir": el drama del joven de 22 años que mide 2,23 y sigue creciendo
"Como no estaba acostumbrado a quedarme en la calle para nada, me quedo en casa, viendo series. Salir no me gusta, sobre todo con esta loca enfermedad (coronavirus). Ayudo a mi madre, a mi padre. Estoy bien, gracias a Dios".
Son las palabras de Rodrigo Santos-Motta, un joven brasileño de 22 años que mide 2,23 metros y no para de crecer.
De acuerdo con los médicos su cuerpo produce demasiada hormona del crecimiento y los tratamientos hasta el momento no dieron resultado.
Según contó, su drama comenzó cuando tenía 12 años cuando vivía con sus padres en la zona rural de Ibirapitanga. Pero a los 16 debió mudarse a lo de su abuela para realizar una serie de estudios y tratamientos.
En 2016 ya registraba 2,18 metros y desde entonces creció otros cinco centímetros.

"La mayor dificultad es comprar ropa, ya que ninguna sirve. También es difícil dormir, porque no tengo sueño y también porque no hay una cama de mi tamaño", contó el joven en 2017.
"Le pusieron varios apodos y no se siente una persona normal", explicó una prima de Rodrigo, quien abandonó el colegio por el maltrato de sus compañeros.
En los últimos tiempos retomó sus estudios -antes de la pandemia cursaba segundo año de bachillerato-, sueña con ir a la universidad y ser policía.
"Eso es lo que tengo en mente. Quiero terminar mis estudios, tener una vida mejor. Aparte de eso, lo tomo con calma, será lo que Dios quiera", manifestó Rodrigo.