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El extraño síndrome de los niños y adolescentes que se contagian coronavirus: "Fuego puro"
El New York Times dio a conocer el testimonio de un adolescente que sufrió un extraño síndrome ligado al coronavirus.
Se trata de Jack McMorrow, quien a mediados de abril apareció un ligero sarpullido rojizo en las manos.
Luego, los padres de Jack notaron que tenía los ojos vidriosos y por último al joven de 14 años empezó a dolerle el estómago.
Sin embargo, en el transcurso de los siguientes diez días, Jack empezó a sentirse peor. Sus padres consultaron a sus pediatras en citas en línea y lo llevaron a una clínica de urgencias que atiende los fines de semana. Luego, una mañana, despertó sin poder moverse.
Tenía un nódulo linfático del tamaño de una pelota de tenis, una fiebre tremenda, latidos acelerados y una presión arterial peligrosamente baja. El dolor invadió su cuerpo como “una ráfaga palpitante y punzante”, describió el diario estadounidense en la nota.
“Podía sentir cómo recorría mis venas y era como si alguien me hubiera inyectado fuego puro”, explicó Jack.
Jack, quien antes gozaba de buena salud, fue hospitalizado ese día con insuficiencia cardiaca, un crudo ejemplo del síndrome inflamatorio grave recién descubierto relacionado con el coronavirus que ha sido identificado en unos 200 niños en Estados Unidos y Europa y ya ha cobrado varias vidas.
La afección, que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) llaman enfermedad inflamatoria multisistémica infantil, ha debilitado la confianza generalizada de que los niños, en su mayoría, estaban a salvo de la pandemia.
En vez de atacar los pulmones, como pasa con la infección principal del coronavirus, esta variante provoca inflamación en todo el cuerpo y puede paralizar el corazón. Se ha comparado con un síndrome inflamatorio infantil poco común llamado enfermedad de Kawasaki, pero los médicos han hallado que el nuevo padecimiento afecta al corazón de otras formas y se manifiesta más en niños de edad escolar que en bebés y niños pequeños. La enfermedad suele presentarse semanas después del contagio en niños que no experimentaron los síntomas de la primera fase del coronavirus.
Fuente: New York Times