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El crimen que paraliza a Australia: se hizo mejor amiga del asesino de su madre
Un hombre asesinó a puñaladas a una madre de 22 años, cumplió su condena en prisión y ahora son mejores amigos con hija de su víctima, quien ya creció y formó su propia familia.
Sharlene fue asesinada en abril de 1993, hace 29 años, un sujeto drogado la asaltó en un cajero automático en Australia.
Jason Clark, que se encontraba bajo los efectos de metanfetamina, la apuñaló mientras buscaba recuperar el dinero perdido de las drogas.
Sharlene, la madre de Mariah Lucas, fue asesinada a los 22 años. La víctima murió a causa de sus heridas ese mismo día.
Luego de cumplir su condena en una prisión australiana, Clark y Mariah Lucas se hicieron mejores amigos.
Mariah tenía apenas 15 meses cuando su madre fue asesinada. Recién se enteró detalles del crimen cuando enviaron a su padre a prisión y a los siete años se mudó a la casa de un pariente.
Fue recién hace 12 años que su tía finalmente reveló la identidad del asesino de su madre, ya que Mariah decidió que era mejor no buscar más detalles.
Sin embargo, a los 23 años quedó en coma tras una mala operación de muelas de juicio y asegura haber tenido visiones de su madre que buscaba la reconciliación con su asesino.

Durante una entrevista con News.au, la joven explicó hace un tiempo que cree que la visión fue un mensaje del más allá de la tumba, que la llevó a acercarse al asesino de su mamá.
A pesar de la negativa y enojo de los miembros de su familia, se dispuso a escribir una carta a Jason ofreciéndole perdón y rehabilitación.
Un mes después, desde una organización de víctimas de homicidios le ofrecieron a la joven una reunión con Jason, quien se disponía a salir de prisión en libertad condicional.
El asesino y la hija de su víctima se conocieron en diciembre de 2016. “Estaba sentado en una silla temblando y respirando con dificultad, con lágrimas en los ojos”, describió ella sobre la extraña situación.
“Todos mis nervios desaparecieron. Sin siquiera pensarlo, me acerqué a él y nos abrazamos", revela para mostrar una imagen sumamente fuerte. Y remata: “Las primeras palabras que salieron de mi boca fueron: '¿Por qué lo hiciste?'”
La intensidad de esa reunión de tres horas forjó un vínculo tal que fueron a cenar después y, una semana después, lo invitó a Clark a cenar con sus hijos, que entonces tenían seis, cuatro y dos años.
A los niños se les explicó de manera simple que ese hombre sentado a la mesa que se disculpaba era el responsable de la que la abuela no estaba allí para verlos crecer.
“Estoy orgulloso de llamar a Jason uno de mis mejores amigos”, lanza Mariah ante la mirada incrédula de millones de personas al enterarse.