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Cayó un "capo-narco", asesino y abusador de niñas, niños y adolescentes

La descripción del capo, ahora en poder de las autoridades también la hizo el mandatario: “Alias ‘Otoniel’ era el narcotraficante más temido en todo el mundo; asesino de policías, de soldados, de líderes sociales; además, reclutador de menores; se le conoce también por esa demencia que lo llevó a abusar de manera recurrente de niños, niñas y adolescentes. No solamente estaba en el cartel de los más buscados por narcotráfico y reclutamiento, sino también por abuso de menores”.
Por Telefe Córdoba

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Internacionales: Cayó un "capo-narco", asesino y abusador de niñas, niños y adolescentes

Se comunicaba por cartas, vivía en el monte y se movía con mulas de 1.000 euros. Hizo que su mujer y cuñadas (amantes) parecieran muñecas operadísimas. Pero su obsesión era otra. "Pagaba a los padres de niñas bonitas para acostarse con mujeres vírgenes".

En lugar de Ferraris, tenía mulas de mil euros. De poco le habrían servido los deportivos en la agreste cordillera andina, su guarida de los últimos seis años. Tampoco vivía en mansiones, rodeado de lujos, sino en chozas escondidas entre la manigua.

Fue una gigantesca operación contra el más importante jefe del narcotráfico en el mundo, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, máximo jefe del Clan del Golfo. Simultáneamente, desde Bogotá, Caucasia, Montería y Carepa, despegaron 15 helicópteros artillados de la Policía y del Ejército, hacia al municipio de Turbo, en Antioquia. En cuestión de horas fueron desembarcados cerca de 800 hombres de estas fuerzas, que se dividieron en pequeños grupos de 10 soldados acompañados por un hombre de inteligencia y otro de la Policía Judicial, conocedores de los más íntimos detalles de la vida, cotidianidad y costumbres del capo Otoniel, a quien le seguían el rastro desde hace años.

El golpe marca el final que acaba con la carrera criminal de más de 30 años de este sanguinario capo-narco. Uno de estos grupos de 12 hombres sintió ruidos extraños entre la maleza. Al acercarse, notaron que algo se arrastraba entre los matorrales, se encontraron a un hombre desarmado, con botas de caucho, que levantó las manos en señal de rendición. Otoniel y su imperio habían caído.

“Yo soy Otoniel, no me maten, no me maten, respéteme la vida”, fueron las primeras palabras que musitó el capo del Clan del Golfo. Los uniformados lo revisaron minuciosamente y no contaba con armamento, estaba solo, sediento, lo primero que hizo fue pedir un poco de agua. Las imágenes que se conocieron lo muestran arrastrado en el piso, pero aun con una sonrisa que resulta difícil de explicar. En ese momento se quedó callado y no quiso decir nada más.
El curtido hombre de inteligencia no le quedaba duda alguna. Estaba cara a cara frente a su máximo objetivo, al que venía persiguiendo desde años atrás, y se había logrado escabullir de tantas operaciones. En cuestión de minutos, el líder del grupo estaba reportando el positivo a sus superiores. “Cayó alias Otoniel, se escuchaba en los radios”.
Para los hombres que se comunicaban en medio de la operación hubo una sensación de júbilo, pues había caído el hombre que asesinó a sangre fría a 28 policías que habían trabajado hombro a hombro en su persecución, entre ellos, el intendente Edwin Guillermo Blanco, asesinado por los hombres de Otoniel, en medio de esta operación.

Con información de: elmundo.es y semana.com