Córdoba

Reforma del Código de Convivencia: el Arzobispado de Córdoba advirtió sobre el riesgo de criminalizar la pobreza y pidió abrir el debate

La Iglesia cuestionó el tratamiento de los cambios impulsados en la norma, que incluyen sanciones a naranjitas, limpiavidrios y la figura del “merodeo”. Reclamó diálogo y políticas integrales antes de avanzar con una reforma de fuerte impacto social.

Por Telefe Córdoba

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Córdoba: Reforma del Código de Convivencia: el Arzobispado de Córdoba advirtió sobre el riesgo de criminalizar la pobreza y pidió abrir el debate

El Arzobispado de Córdoba expresó su preocupación por la reforma del Código de Convivencia provincial que se prevé tratar en la Legislatura y advirtió sobre el riesgo de criminalizar la pobreza. A través de un documento difundido el pasado sábado, pidió abrir el debate y generar instancias de diálogo antes de avanzar con modificaciones que alcanzan de manera directa a trabajadores informales y personas en situación de vulnerabilidad.

La reforma en discusión propone modificar artículos vinculados a la actividad de naranjitas y limpiavidrios, además de sostener figuras contravencionales polémicas como el “merodeo”, con sanciones que pueden incluir multas, arrestos y trabajos comunitarios. Desde la Iglesia señalaron que se trata de cambios sensibles, con impacto directo en miles de personas que hoy subsisten en la informalidad.

En ese marco, la Pastoral Social y la Vicaría de los Pobres cuestionaron el momento elegido para el tratamiento legislativo y señalaron que “el apuro con que se ha planteado este debate no se corresponde con la gravedad de la problemática”. También advirtieron que legislar sin espacios reales de escucha puede profundizar tensiones sociales en lugar de resolver los conflictos de fondo.

El pronunciamiento reconoció que en torno a estas actividades existen abusos, extorsiones y hechos delictivos, pero remarcó que para muchas personas se trata de su única fuente de ingresos, ejercida con responsabilidad. En ese sentido, el documento planteó interrogantes sobre qué alternativas laborales se ofrecerán, cómo se abordarán las adicciones y la falta de vivienda, y de qué manera se evitarán prácticas como las detenciones por “portación de rostro” o la criminalización de quienes se movilizan en moto por no contar con otro medio de transporte.

Como cierre, el texto recuperó una reflexión del arzobispo Ángel Rossi, quien evocó el llamado “muro de la vergüenza” observado durante una visita papal al Caribe. A partir de ese ejemplo, la Iglesia sostuvo que el desafío no es ocultar la pobreza con sanciones, sino promover trabajo registrado, inclusión y oportunidades reales, y afirmó que frente a problemáticas complejas no existen soluciones inmediatas, sino procesos de construcción colectiva basados en el diálogo.