Córdoba
Comienza hoy el juicio por la explosión de la química Raponi
Todo el barrio tembló con el estallido, pero su onda expansiva fue mucho más lejos; al otro extremo de la ciudad, al sur, los vidrios temblaron como si pelotas de futbol hubieran impactado sorpresivamente.
El evento sucedió las 20.30, a consecuencia del cual, una vecina que vivía en las inmediaciones perdió la vida cuando la golpeó un portón. Además, quedaron heridas unas 70 personas, entre las que sobresale un adolescente que tenía 15 años y que resultó con lesiones permanentes; además de daños en 393 viviendas.
Más de siete años más tarde, llegó finalmente la hora de la Justicia: el dueño de la firma, el abogado Sergio Hilton Raponi (59), se sentará en el banquillo de los acusados de la Cámara 4ª del Crimen de Córdoba.
Raponi deberá responder por un delito muy grave como cuasi inédito en Córdoba: el estrago doloso doblemente calificado.
El empresario llegará a juicio en libertad.
Se enfrenta, sin embargo, a una pena con una escala penal que ronda entre los 8 y los 20 años de cárcel. La pena prevé cumplimiento efectivo.
La acusación se centra en un punto clave: una parte del depósito de la firma Raponi funcionaba, según la Justicia, de manera clandestina; lo cual quedó acreditado por pericias que ordenó la investigación preliminar. Allí, sin medidas de seguridad, se guardaba material altamente inflamable. Aseguran que Raponi sabía del peligro, de allí la acusación de dolo: hubo intención, no negligencia.
“Esa fábrica era una bomba de tiempo y él lo sabía bien”, señaló el abogado Carlos Nayi, quien representará como querellante a las familias de María Angélica Cueto (65), la víctima fatal, y Pablo Amaya (15), quien sobrevivió luego de estar dos meses internado.
“Mantendremos la acusación y pediremos el máximo castigo”, sentenció el letrado.
La acusación estará en manos del fiscal Raúl Gualda; de quien se ignora su postura como acusador. El interrogante no es menor, considerado que se trata de un Fiscal las más de las veces proclive a dejar sin condena al acusado, desairando las chances de la víctimas y sus letrados.