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Tras 26 años, un bar cierra y remata todo para indemnizar a sus empleados
Ricardo Klausner es ingeniero y hoy está jubilado con la mínima. En 1994 abrió un bar en Tribunales, donde trabajó hasta que comenzó la cuarentena.
"He pasado momentos fantásticos en La Tekla, la mejor época fue la década del ’90", recuerda.
“El año 2018 fue un año difícil, el 2019 se complicó aún más, hace ocho años que no veníamos bien. Mi clientela es de clase media, después de las PASO comenzaron a declinar las ventas, las fiestas fueron muy tristes y el verano complejo. Después vino la pandemia y tuve que cerrar. Reabrí con delivery pero no me sirvió. Porque además tuve que bajar todos los precios a la mitad para poder vender", detalla.

Ricardo nunca dejó de pagar los sueldos. Con la ATP pagó la mitad, pero no todos”, explica.
Para cumplir con sus obligaciones pidió un préstamo de $33.000 a una tasa del 26%.
“Hice el esfuerzo, pero me di cuenta que era inútil. Si bien pude llegar a un acuerdo y me bajaron el alquiler, decidí cerrarlo, hacer un remate, vender todo y distribuir todo ese capital entre el personal. Son seis personas con bastante antigüedad, la gente no come vidrio. Llegamos a un acuerdo personal: era cerrar o quebrar, no había otra o aceptaban o iba a quiebra. Pasé todo a dólares y esperaremos que abra el SECLO. No puedo despedir personal, ni llegar a un acuerdo legal, ni los juzgados están abiertos”, cuenta Klausner.
El 12 de junio organizó un remate virtual y subastó equipos de aire acondicionado, sillas, vajillas, ollas y vendió hasta los cuadros. Hoy queda un pequeño remanente.
