"Tanto amor te mató", dice la familia de la abuela asesinada delante de su nieto de 2 años

Los investigadores del crimen de Gladys Beatriz Moledo, ocurrido el 9 de septiembre en la ciudad fueguina de Río Grande, estimaron que la mujer de 54 años pudo haber sido asesinada por reclamar contacto con su nieta de pocos meses, quien fue entregada a terceros a través de una adopción clandestina, informaron fuentes judiciales a la agencia de noticias Télam a fines del mes pasado.

Los detalles del caso comenzaron a aparecer luego de que el juez de instrucción 1 de ese distrito, Daniel Cesari Hernández, procesó a tres hombres por el delito de "homicidio agravado por alevosía y por haber sido cometido por más de dos personas" y dictó la falta de mérito de dos mujeres que también están vinculadas a la investigación.

El magistrado logró establecer que la hijastra de la víctima, Oriana Milagros González (18), había dado a luz a una niña hace pocos meses y se la había entregado a una familia conocida de la joven, quienes intentaron inscribirla como una hija propia.

Los integrantes de esa familia, Gastón Eduardo Blanco (35), apodado "Gato"; su pareja, Jesica Romina Gómez (34); un joven de 17 años, y el hermano de Gómez, Juan Ramón (35) fueron imputados de haber planificado y cometido el crimen de la abuela, indicaron las fuentes.

Sin embargo, el juez procesó a los tres hombres (incluido el adolescente de 17 años), y no halló elementos para acusar a las dos mujeres.

En una marcha organizada el 16 de setiembre pasado por familiares, amigos y vecinos de la víctima, Julio, uno de los sobrinos de Gladys Moledo, apuntó contra Oriana González, quien era hija adoptiva de la víctima: dijo que tenían muy mala relación y que incluso desde la Justicia le habían aplicado una orden de restricción de acercamiento.

“Los últimos meses hubo muy mal trato hacia mi tía, el último mes tenía prohibición de acercamiento y no lo cumplía”, señaló el sobrino de Gladys.

Días después, Sonia Monzón Moledo compartió un posteo en su perfil de Facebook que encabezó así: "Solo queremos justicia, tanto amor te mató".

EL CRIMEN

La resolución judicial dio por probado que "mediando previo acuerdo y división de tareas, de modo premeditado y planificado", los acusados ingresaron al domicilio de la víctima y después de golpearla y ahorcarla con un pañuelo, la acuchillaron en nueve oportunidades, dos de las veces en el cuello.

Para ello, se basó en imágenes de cámaras de seguridad, en testimonios y en otros indicios que ubican a los sospechosos en la escena del crimen.

También fueron valorados más elementos, como el hecho de que lavaron el auto con el que "un cuarto individuo, no identificado" los habría llevado hasta el lugar, el supuesto descarte de un teléfono celular de la víctima (hallado cerca de donde pasó el vehículo) y las lesiones recientes que algunos presentaban.

Por otra parte, Jesica Gómez declaró en la causa haber escuchado a su hermano decir "dos puñaladas le metí en el cuello" y haberlo visto juntar la ropa que se quitó (después del hecho) para guardarlas en una bolsa negra.

El caso también tiene como testigo presencial al nieto de dos años, que estaba dentro de la casa cuando la mataron, y cuyos gritos en la madrugada del crimen alertaron a los vecinos y motivaron que la Policía descubriera el cuerpo tendido en el suelo, en medio de un charco de sangre.

EL DESTINO DE LOS NIETOS

El sobrino de la víctima, Julio, expresó que “tenemos a los dos chicos y vamos a cumplir el sueño de ella: que vivan juntos”, en referencia al hecho que parece haber desencadenado el crimen.

La abuela había iniciado una demanda judicial para recuperar a su nieta de 8 meses, entregada por su hija adoptiva en adopción ilegal.