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Georgina sobrevivió 26 horas atrapada en la nieve, pero sus amigos murieron
El jueves 19 de setiembre Georgina Oñate, de 32 años, fue rescatada de adentro de una camioneta Hilux 4x4 en una desolada ruta de la Patagonia cercana a Villa Pehuenia, en la provincia de Neuquén, adonde había quedado atrapada por la nieve la tarde anterior y pasó 26 horas rezando por su vida y la de sus amigos, que salieron a pedir ayuda.
El miércoles a las 17 sus amigos y compañeros de la iglesia evangélica Cruzada de la Fe, Francisco Herrera (52) y Daniel Venegas (26), habían partido caminando en dirección a Primeros Pinos para buscar ayuda. Nunca regresaron. Finalmente personal de la Compañía de Cazadores de Montaña 6 del Ejército Argentino encontró el viernes por la mañana los cuerpos congelados de ambos a 23 kilómetros del cerro El Atravesado donde se detuvo el vehículo.
Los tres habían llegado a Aluminé el martes desde Plottier para participar de unas jornadas en la iglesia local y dejaron el pueblo el miércoles a las 11.30 de la mañana. Durmieron en una cabaña de la localidad.
Ya estaba decidido que el regreso lo harían por la ruta 13 que conecta la zona de Aluminé con Zapala y el Alto Valle en una línea más o menos recta, asegura Oñate en una conversación con Clarín. Este camino les permitiría ahorrar tiempo, les explicó Herrera que lo “conocía bien”. Tenían otra reunión evangelista esa misma tarde en su ciudad.
Entre Aluminé y Plottier, por la ruta 23, que conecta con Las Lajas, desemboca en Zapala y sigue hasta la localidad de Plottier y Neuquén capital, hay 378 kilómetros. Entre Aluminé y Plottier por la ruta 13 son 232 kilómetros, indica el diario Clarín.
“Nadie nos dijo en ningún momento que la ruta estaba cortada o no se podía pasar. Salimos de Aluminé y llegamos a la entrada de la ruta y seguimos, no había barrera ni cartel”, afirmó Georgina, única sobreviviente.
La mujer recuerda que la entrada de la ruta se encontraba sin nieve. Su percepción coincide con fuentes de la provincia que indicaron a este diario que una máquina habría trabajado temprano en este sector aquella misma jornada.
“Estaba nublado y hacía frío, pero veníamos sin problemas. Estábamos preocupados porque escuchamos que se esperaban lluvias. Empezamos bien. En una subida nos quedamos, entonces Francisco dijo: 'Si la agarro con un poquito de velocidad va a pasar'. Retrocedimos y se quedó, la camioneta se corrió para el costado y se quedó en la nieve, serían las 13.30”, recordó.
Cansados de palear sin resultados, “Rulo” recordó que había visto una especie de galpón con una máquina de vialidad algunos kilómetros atrás. “Nos dijo: 'yo voy, la traigo y sacamos la camioneta y después la devuelvo'. El había trabajado con máquinas antes por eso sabía qué hacer”, relató.
El galpón estaba a unos 6 kilómetros. Venegas demoró dos horas en ir y volver, pero a su regreso traía malas noticias. “No estaban las llaves, no había nadie, ahí fue que Francisco se fue a buscar ayuda más adelante”, dijo Georgina.
“Me dijeron que ellos iban y volvían. Que encendiera la camioneta cuando tuviera frío. Serían como las cuatro de la tarde, por ahí. A las cinco se largó la tormenta, el viento blanco y me empecé a poner mal”, relató la joven.
“Al final la camioneta se quedó sin batería, entraba mucho frío, tenía mucho mucho frío. Había unos trapos en el piso y los puse contra las puertas y los apreté con las mochilas y puse más cosas en las ventanas. Lloraba, gritaba, leía la Biblia. Le pedí a Dios que me diera otra oportunidad, que tenía cosas que hacer”, explicó.
“Me quedé dormida. A la mañana apareció el sol, me saqué los zapatos y puse mis pies sobre el volante para que se secaran y se calentaran. Medio dormida vi por el retrovisor a tres personas que venían y pensé: lo único que me falta es que me asalten”, dijo.
Eran agentes de Gendarmería Nacional. Un kilómetro antes de donde estaban varados, otro chofer se había quedado y fue quien les avisó a los agentes que había otro vehículo. "Fue mi salvador", reconoció Georgina.

Habían pasado 26 horas aproximadamente desde que la camioneta se ancló en la nieve. Oñate no menciona tanto el hambre o la sed que sentía como el frío. El frío atroz que acabó con sus amigos.
La mujer detalla que en estos 10 días ninguna autoridad se ha acercado a hablar con ella. Que ninguna organización provincial le ofreció contención terapéutica a pesar de que el hecho la dejó conmocionada y no puede trabajar para el hospital de Plottier, adonde debe volver de su licencia el próximo lunes.