Furor por un auto eléctrico con 100 años de antigüedad

Con una marcada conciencia sobre del cuidado del medio ambiente, Hernán y Martín trabajan sobre la conversión de vehículos que funcionan a combustión por uno totalmente eléctrico. Tal es el caso del Ford A de carrera del año 1920.

Sin gases contaminantes ni sonidos estridentes, desde el taller buscan crear una movilidad igual a la de los autos tradicionales, pero sustentable.

Preparan los motores de cero y acondicionan toda la carrocería para que sea funcional al vehículo. La autonomía de traslado dependerá de la cantidad de baterías colocadas, pero pueden superar los 400 kilómetros.

Sólo con enchufarlo en una toma corriente de casa, el coche se carga y sale andando. Se calcula que por carga, uno gastaría solo el 10 por ciento de lo que se paga por un combustible tradicional.

Si se buscan alternativas para no seguir dañando el medio ambiente, este proyecto que hoy se luce en un auto de carrera del año 1920, puede convertirse en los automóviles del futuro.