Córdoba

La historia de Analía dentro de las aulas

Analía forma parte de la Escuela Padre Tercilio Gambino desde 2003. Cuando la nombran siempre es con mucho afecto porque ha dejado una huella imborrable en cada aula que le ha tocado habitar.
Por vgrivarello vgrivarello

Córdoba: La historia de Analía dentro de las aulas

Sus primeros pasos en la institución fueron como maestra de primer grado. Allí, con paciencia y ternura, acompañó a los más pequeños en el descubrimiento de la lectura y la escritura, sembrando en ellos la confianza de que aprender es un viaje maravilloso. Luego, en segundo grado, continuó alimentando esa curiosidad con dedicación y entrega, siempre con la certeza de que cada niño y niña merecía lo mejor de ella.

Con el paso de los años, Analia fue recorriendo distintos caminos dentro de la escuela, pero su esencia nunca cambió: una vocación de servicio inquebrantable, un compromiso con la educación que trasciende los muros del aula y alcanza a toda la comunidad. Este año, se desempeña como docente de quinto y sexto grado, guiando a los estudiantes en un momento clave de su formación, con la misma sonrisa y entusiasmo que la caracterizan desde el primer día.

En estos 25 años de camino en la escuela, Analia no solo ha construido un legado educativo, sino también lazos humanos que la acompañan hasta hoy. Forjó hermosos vínculos de amistad que perduran en el tiempo y que se han convertido en un sostén invaluable. Con esas amigas y amigos de la docencia comparte risas, confidencias y hasta aventuras fuera de la escuela, demostrando que el trabajo en equipo y el afecto también son parte fundamental de la tarea educativa y la facilitan.

Pero detrás de esa sonrisa también hay sacrificios. Analia es docente y madre, y sabe lo que significa multiplicarse entre la escuela y el hogar, sosteniendo con amor y esfuerzo ambas responsabilidades. Como tantas maestras y maestros, carga sobre sus hombros el desafío de formar ciudadanos y al mismo tiempo acompañar el crecimiento de su propia familia.

Por eso, su reconocimiento, no solo se debe a su entrega profesional, sino también a su capacidad de poner el corazón en cada rol de su vida. Sin embargo, también es justo recordar ese eterno reclamo que une a toda la docencia: quienes educan, quienes entregan su tiempo, su paciencia y su sabiduría, merecen mejores salarios y condiciones dignas de trabajo. Reconocer a Analia es también reconocer a cada maestro y maestra que sostiene la escuela con esfuerzo y vocación, muchas veces a pesar de las dificultades.

La Escuela Padre Tercilio Gambino no solo tiene en Analía a una gran docente, sino también un ejemplo de que la educación puede transformar vidas cuando se ejerce con pasión, entrega y corazón.