Córdoba
Hospital Rawson: viaje al centro de la pandemia en Córdoba
El Hospital Rawson de la ciudad de Córdoba se convirtió en el emblema de lucha contra el Covid-19 en la provincia, desde hace más de un año su personal trabaja incansablemente para combatir al virus en la primera línea de fuego: la terapia intensiva.
La pandemia transformó al edificio, no sólo en su estructura, ampliada por las carpas y camas específicas covid, sino que su corazón late a un ritmo incesante, sin respiro ni descanso, porque la pandemia no se detiene, como los corazones.
Telefe Noticias ingresó al ojo de la tormenta, el centro de esta batalla que se desata segundo a segundo en el hospital, para desandar sus pasillos, para conocer a sus héroes cotidianos, sus dilemas, su día a día y el alma y dedicación que entregan a sus pacientes.
Las imágenes comienzan a mezclarse y la realidad empieza a revelarse para quienes nunca han visto un sector crítico dedicado a luchar contra la pandemia: personal atento, batas, máscaras, monitores, sueros, camas, tubos y respiradores, son la fotografía actual del Pabellón n°6 del hospital, uno de los sectores más críticos dotado de nueve habitaciones.

“A cama caliente”
El trabajo es a cama caliente. En promedio, una cama se desocupa cada veinte días y en pocas horas ya está ocupada nuevamente. Antes de la pandemia, el Rawson tenía sólo seis camas de terapia intensiva, hoy son 89, cada una con su respirador. Los sectores más críticos, ocupan los pisos de abajo y en los pasillos pueden verse conos que advierten el traslado de pacientes.
Es imposible dividir las terapias por sexo debido al nivel de rotación e ingreso continuo de pacientes y por ello, deben hacerlo con biombos. Los pabellones 5 y 6, que antes eran terapias intermedias y hoy son intensivas, con 21 pacientes y 27, respectivamente.
“Pacientes lúcidos y vigiles tenemos muy pocos. En este momento, tenemos a tres o cuatro. Después, todos los pacientes están, prácticamente, ventilados”, explica Julio García, enfermero.
La terapia, una realidad conmovedora
Según fuentes oficiales, la tasa de mortalidad en las terapias intensivas es del 50 por ciento, aunque tiene picos que pueden superar esa cifra. Lo que implica que la mitad de quienes llegan, lamentablemente, no logran vencer al virus.
“Son los pacientes críticos que requieren asistencia mecánica ventilatoria y que sabemos que va empeorando su cuadro, los pasamos a terapia intensiva para que sean asistidos”, cuenta la médica Lorena Ravera.
Los pacientes ventilados pueden pasar unos 20 días en sedación y muchas veces hay que ayudarlos para despertar y acompañarlos para darles ánimo en lo que sigue. Para ello, el personal siempre está firme para acompañarlos y aseguran que por lo primero que preguntan antes y después de la sedación es por la familia.
“En el momento en el que empiezan a recuperar un poco la lucidez siempre preguntan por la familia, dónde están, qué día es, cuánto tiempo pasó… y nosotros tratamos de orientarlos, de que la atención sea más humana y nos olvidamos un poco de toda la aparatología que los rodea”, relata Julio.
El enfermero, afirma que tras despertar y al comenzar a recuperarse las personas comienzan a tomar “consciencia sobre su salud”: “todo lo que tuvo que pasar, ellos están en incertidumbre sobre si se van a recuperar o sobre qué grado de discapacidad les va a quedar porque eso todavía se está viendo, porque todo es muy nuevo todavía”.

Relajarse, la clave para enfermarse
La doctora Ravena advierte que pese a las elevadas cifras de contagios no cree que nadie “busque infectarse” y que sucede “cuando nos relajamos”.
“Yo no creo que los pacientes busquen infectarse. A veces nos descuidamos, nos relajamos porque estamos todos cansados de estar encerrados o de tomar medidas, ese es el momento en que nos relajamos y nos contagiamos. Luego se lamentan de eso porque toman consciencia de que puede ser realmente grave”, plantea la doctora y asegura que “estar en este hospital, en las unidades críticas, te hace reflexionar, seguramente”.

La terraza, un respiro
En las escaleras, la imagen de San Roque cargada de Rosarios, lleva consigo las plegarias de los creyentes para combatir la pandemia. En la terraza, tres carpas con refrigerios y artículos de recreación para que el personal intente distenderse en los escasos momentos de descanso.
La pelea, la reflexión y la posibilidad de un mañana
El pabellón 2, hoy es una terapia intermedia que junto con el hospital modular reciben a pacientes críticos en recuperación para recibir el alta médica. Ese es el momento más anhelado, tanto por los pacientes como por los médicos y enfermeros.
“Ese es el mejor momento de la evolución. Y es el médico quien más feliz se pone cuando le comunica al paciente que sale de la terapia y que pasa al área semicrítica o al hospital modular, cuando están recuperados y de ahí se van al domicilio. Esa es la mejor parte”, confiesa la doctora Ravera.