Córdoba

“Hay una sola persona que puede perdonarte, y es Catalina”: el encuentro entre la madre de Catalina y Néstor Soto

Entre lágrimas, la mujer interrumpió su testimonio para hablarle directamente al responsable del crimen.
Por Telefe Córdoba

“Hay una sola persona que puede perdonarte, y es Catalina”: el encuentro entre la madre de Catalina y Néstor Soto | Córdoba
Córdoba: “Hay una sola persona que puede perdonarte, y es Catalina”: el encuentro entre la madre de Catalina y Néstor Soto

Eleonora Vollenweider no pudo contenerse. En medio de su testimonio, se detuvo y le habló directamente a Néstor Soto: “Te abrimos las puertas de nuestra casa. Ya sé que no puedo mirarte”.

El hombre acusado de asesinar a su hija Catalina estaba sentado a menos de un metro de distancia. Durante todo el relato de la madre, evitó cruzar miradas con ella, con la vista clavada en el suelo y el rostro cubierto de lágrimas.

Las palabras de Vollenweider provocaron una reacción inmediata en Soto, quien pidió perdón de manera abrupta. Su intervención no estaba autorizada por el Tribunal y no llegó a ser captada por los micrófonos, pero la madre de la víctima lo escuchó con claridad y respondió sin titubear: “Hay una sola persona que puede perdonarte, y es Catalina. Y ella no está aquí”.

El Tribunal recordó entonces al acusado que podía declarar en cualquier momento del juicio, aunque su abogada, Ángela Burgos Niño, le aconsejó que lo hiciera en otra audiencia y sin responder preguntas.

Vollenweider reconstruyó con detalle la noche en la que su vida cambió para siempre: el 17 de julio de 2024, cuando encontraron a su hija Catalina sin vida dentro de su Renault Clio, en la calle Pedro Echague al 3.900, en barrio Ampliación Kennedy. Contó cómo su yerno le avisó de la desaparición y cómo, al llegar a la comisaría de barrio Inaudi, se encontró con Néstor Soto, quien se sumó a la familia en los primeros momentos tras la confirmación de la muerte.

“Llegaron todos y apareció Néstor gritando: ‘¿Quién pudo haber hecho esto? ¡Qué barbaridad!’. Se ponía contra la pared, vestía un buzo blanco. Me abrazó y me preguntó: ‘Eleonora, ¿quién pudo haber hecho esto?’”, recordó entre lágrimas.

Sin embargo, en medio del dolor, hubo detalles que llamaron la atención de la madre de Catalina. Soto, visiblemente nervioso, insistía en pedir un baño y un cargador de iPhone. “Iba y venía. La Policía le mostró el baño y yo le dije que en el auto podía estar el cargador de Lucía”, relató. “Se lo notaba alterado, lo miré y le dije: ‘Tranquilo’”.

La madre del novio de Catalina intentaba calmarlo, acariciándole la espalda. “Parecía realmente afectado”, describió Vollenweider. Pero hubo algo en la actitud del acusado que la inquietó: “Me miró con frialdad y me dijo: ‘Estoy muy nervioso porque la Policía me está haciendo muchas preguntas’”.

Ese comportamiento, sumado a una llamada previa en la que Soto afirmó no saber nada de Catalina y comentó que la joven lo había “dejado plantado, como hacía siempre”, despertó las sospechas de Eleonora.

Al trasladarse a la Jefatura de Policía de barrio Alberdi, se animó a expresar sus dudas. “Antes de pasar por el Jockey Club les dije: ‘Voy a decir algo terrible, de lo que tal vez me arrepienta, pero yo sospecho de Néstor’”.

Su hija Lucía, testigo en el juicio, reaccionó con incredulidad: “¿Cómo podés decir eso? Es el mejor amigo de Catalina, ni lo repitas”. Pero la intuición de Eleonora ya había encendido una alarma. “Vi lo alterado que estaba, la manera en la que me habló por teléfono y cómo relataba los hechos”, explicó.

Mientras la madre reconstruía aquellos momentos, Néstor Soto mantuvo la vista en el suelo. Con los ojos llenos de lágrimas, se secaba el rostro y bebía agua una y otra vez.