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Boom de importación de ropa usada, el sector textil está en alerta por el impacto en la industria local
La Cámara Industrial Argentina de Indumentaria advirtió sobre el fuerte crecimiento del ingreso de prendas de segunda mano desde el exterior, principalmente desde Chile, y alertó por sus efectos económicos, laborales y ambientales.
La importación de ropa usada registró en los últimos meses un crecimiento sin precedentes en la Argentina y encendió las alarmas en el sector textil nacional. El fenómeno se profundizó tras la eliminación de la normativa que durante casi 30 años restringió el ingreso de indumentaria de segunda mano al país, generando un fuerte impacto en el comercio y en la cadena productiva local.
Según datos de la Cámara Industrial Argentina de Indumentaria (CIAI), desde comienzos de 2025 ingresaron cerca de 200 camiones cargados con ropa usada. Solo en el mes de octubre se importaron 1.067 toneladas, alcanzando un total acumulado de 3.521 toneladas en lo que va del año. Ese volumen representa aproximadamente el 11% del total de las importaciones de prendas de vestir que atravesaron la aduana argentina durante ese período.
Desde el sector señalan que uno de los factores más preocupantes es el bajo precio de ingreso de estas prendas. En promedio, la ropa usada importada tiene un valor de 1,2 dólares por kilo, muy por debajo del costo de la indumentaria nueva, que ronda los 18,4 dólares por kilo. Esta diferencia, advierten, genera una competencia desigual que profundiza la caída de ventas y pone en riesgo empleos en la industria nacional.
El informe también revela que el 90% de la ropa usada ingresó desde Chile, principalmente por vía terrestre. El 84% de las prendas cruzaron la frontera por la aduana de Jujuy y tuvieron como destino final el Área Metropolitana de Buenos Aires. Este circuito logístico replica un modelo similar al del país vecino, que es el cuarto mayor importador mundial de ropa usada.
Marco Meloni, vicepresidente de la Fundación Pro Tejer, señaló: "La ropa de importación ya no puede ser incinerada por su impacto ambiental, por lo que se traslada desde Estados Unidos hasta lugares como el desierto de Atacama en Chile, y de ahí se vende por toneladas sin ningún control ni revisión de las prendas".
En este sentido, los industriales manifestaron su preocupación por el destino final de los residuos textiles. En Chile, casi el 40% de la ropa importada termina descartada en el desierto de Atacama, generando graves problemas ambientales debido al uso de fibras sintéticas y productos químicos en las prendas.
Finalmente, las cámaras empresariales advirtieron que la falta de controles estrictos podría facilitar el ingreso de ropa sin garantías sanitarias, lo que representaría un riesgo tanto para la salud pública como para la seguridad de los consumidores. Frente a este escenario, el sector reclama medidas que protejan a la industria nacional y regulen el impacto de este nuevo flujo comercial.