Desde las laderas de las Sierras Grandes llegan todos los ríos que unen sus aguas para crear este lago. El Río Santa Rosa que inició su andar en San Miguel de los Ríos. El Amboy que atravesó el histórico poblado que lleva su nombre. El Río Grande que trae su avance impetuoso. Y los Ríos Quillinzo y La Cruz que llegan por el sur.
Una inmensa cuenca de agua que viaja sin cesar. Brota de la montaña y fluye con profunda energía, hasta reposar serena en este lago de casi 5.600 hectáreas. En el contorno del lago se ubican los poblados de Villa del Dique, Villa Rumipal y Embalse.
Y también se encuentra la Central Nuclear y los históricos hoteles de la Unidad Turística.
El gran lago se vuelve escenario para los deportes náuticos, el navegar tranquilo de los pescadores y sus orillas conforman extensos espacios de contemplación.
El ocaso cambia las tonalidades del paisaje. El azul profundo se vuelve cálido bajo ese cielo encendido. El sol se oculta tras la muralla de las sierras y así Córdoba sorprende y enamora un día más…
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