Hace algunos días, Oksana Chusovítina se retiró y su despedida causó la emoción del mundo entero. Tanto los jueces, como los rivales, entrenadores, voluntarios, periodistas y el público, aplaudieron de pie a la gimnasta uzbeka que actualmente tiene 46 años y una pasión gigante por este deporte.
Se convirtió en una referencia en la historia de la gimnasia y batió los récords de la atleta olímpica con más edad y el de haber competido bajo cuatro banderas . Pero la competencia llegó a su final: “Pensaba poner fin a mi carrera en los Juegos de Tokio y ahora no voy a cambiar de planes”, expresó. Y es que, en esta última instancia, decidió participar solamente en su especialidad: el salto. Si bien estos no llegó a la final, se fue de manera triunfante por todo lo consiguió a lo largo de años.
Chusovítina comenzó a ser el foco de atención de todos cuando en 1991 hizo su primera participación mundialista y logró tres medallas : dos oros por equipos y en suelo, y una tercera de plata en salto.
A partir de allí, no paró. Al año siguiente, se presentó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 , donde participó con el Equipo Unificado y ganó la medalla de oro por equipos.
Luego, compitió con Uzbekistán en Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004. Posterior a eso, se presentó con Alemania en Pekín 2008 y Londres 2012 . Finalmente, en Río 2016 y Tokio 2020 volvió a participar como uzbeka.
Una luchadora constante
El cambio de nacionalidades no sólo fue por la descomposición de la URSS, sino también por un problema familiar que tuvo . En 1999, se convirtió en madre de Alisher, niño al que en 2002 le diagnosticaron leucemia. Debido a esto, su progenitora decidió nacionalizarse alemana y volvió a competir para poder conseguir el dinero que necesitaba para los gastos médicos.
Así fue como aterrizó en Atenas, en 2004, para poder dejarlo todo y centrarse en su pequeño de tres años con cáncer. Su desesperada lucha causó la emoción del público entero; y es que junto a su marido (el luchador Bakhodir Kurbanov que fue olímpico en 1996 y en el 2000) se mudaron a Alemania para poder buscar a los mejores médicos .
Se presentó como alemana en Pekín 2008 y fue plata en el concurso de salto. También estuvo en Londres 2012, cuando anunció su retirada; para ese entonces, debido al esfuerzo de ambos atletas, su hijo se había curado.
Chusovítina lamentó haber tomado esa decisión y regresó a las competencias. Para esa fecha, tenía 37 años, ya era una “veterana” y quería darle a su país una medalla olímpica (anteriormente, había ganado dos para Rusia y una para Alemania). Es por eso que regresó a las pruebas de la mano de Uzbekistán en Río 2016 y clasificó para Tokio 2020.
“A la noche les dije a todos que me retiraba. A la mañana siguiente, cambié de opinión. Me desperté y pensé: 'No logré todo lo que quería lograr. Todavía puedo hacer más ' ”, expresó en la previa de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Desafortunadamente, en ninguna de las dos oportunidades pudo darle la medalla que quería a Uzbekistán , pero se fue con la cabeza en alto y con una gran emoción. No sólo su edad la nueva única en su especie, sino también su talento y su larga trayectoria: Oksana posee cinco movimientos que llevan su nombre en el reglamento de puntuación de la Federación Internacional y ha ingresado al Salón de la Fama de la Gimnasia en 2017 sin aún estar retirada.
“Ya tengo mis medallas mundiales y olímpicas. La gente me va a recordar durante años por mi longevidad. Ya le di todo a la gimnasia. Sólo puedo seguir dejándole mi pasión ”, concluyó la atleta.
Fuente: NA
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