Portada  |  17 septiembre 2020

Especial Messi: 20 años de Leo en el FC Barcelona

El 17 de septiembre del 2000, Leo Messi llegaba a Barcelona acompañado por su padre. Su sueño era fichar por el Barcelona cuando apenas contaba con 13 años.

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No fue fácil, pero finalmente hubo acuerdo y entró en el equipo infantil. A partir de entonces se fue formando el que probablemente es el mejor jugador del mundo y uno de los más grandes de la historia. Veinte años después, lo ha ganado todo con el Barcelona, tanto a nivel colectivo como individual. Es la historia de un grandísimo campeón que superó de una manera inimaginable todos los sueños con los que ese día viajó desde Rosario.

El 17 de septiembre del 2000 empezó la historia de Leo Messi y el Barça. Con solo 13 años, viajaba a la Ciudad Condal acompañado de su padre para sumarse a la disciplina azulgrana gracias a la mediación de Josep Maria Minguella. Pero primero debía convencer a los responsables del fútbol base culé en una prueba. Apenas necesitó unos minutos para mostrar su calidad. "Hay que ficharlo ya. Nos arrepentiremos toda la vida si no lo hacemos", fue la frase que ha quedado para la historia de Carles Rexach, entonces secretario técnico de la entidad, cuando lo vio jugar.

Apenas medía 1,48 centímetros, pero su talento era evidente y abrumador. "Si hubiera pasado un marciano por ahí, también se habría dado cuenta de que era muy especial", insistió. Además, en diciembre ocurrió el famoso compromiso firmado en una servilleta: de forma tan poco ortodoxa se pactó su primer e histórico contrato como culé. Aquella rúbrica, en aquellos días finales de 2000, cambió su historia y la del Barcelona.

El 8 de enero, Messi se convirtió oficialmente en nuevo jugador del Barcelona. Era el punto de partida de una carrera que está siendo más que exitosa. Pero su inicio estuvo marcado por la desgracia. El atacante argentino se fracturó el peroné izquierdo, en su segundo encuentro que le habilitaba para jugar en las categorías inferiores siendo extracomunitario menor de edad, en una acción fortuita contra el Ebre Escola Esportiva.

Se perdió lo que restaba de temporada, ya que el tiempo estimado de baja era de tres meses, pero, por fortuna, es una lesión que solo ha quedado para la historia, ya que el jugador no tuvo secuelas ni problemas posteriores. Al inicio de la temporada 2001-02 empezó con el Infantil A. Quemaba etapas y categorías a una gran velocidad, la misma que mostraba en terreno de juego y que le hacían imparable para sus rivales y compañeros.

Empezó su idilio con el gol. Ya dejaba a todos boquiabiertos y los rivales empezaron a sufrirle y no sabían cómo frenarlo. Quedaba comprobado que la lesión estaba totalmente olvidada. Pasó por el cadete B en el primer semestre de 2002, pero no pudo jugar por temas burocráticos. Precisamente en ese momento coincidiría con Tito Vilanova, al que años después se reencontraría en el primer equipo. En agosto formaba parte del cadete a todos los efectos.

Su timidez sin el balón era su seña de identidad, pero en el césped se transformaba. Eran sus primeros años de formación y los dirigentes ya intuían que ese jugador tenía algo especial, pero no se atrevieron a imaginar que marcaría un antes y un después en el Barça y en la historia del fútbol.

Su nombre ya empezó a hacerse popular entre los pequeños jugadores y también entre los técnicos del fútbol base de los diferentes clubes. Su velocidad, regate, descaro y gol le convertían en un jugador diferente a todo e iba quemando etapas en la cantera azulgrana de forma meteórica. En verano cerró su etapa en el cadete A con 37 goles en 20 encuentros y, en agosto empezó el curso como juvenil, pero antes de terminar el año debutaría con el Barça C y jugaría por primera vez con el primer equipo.

Era el 16 de noviembre, en la inauguración del Estadio Do Dragao de Portugal ante un Oporto que entrenaba Jose Mourinho. Nunca se había entrenado antes con el equipo que entonces dirigía Frank Rijkaard, pero el holandés era muy consciente del gran talento del atacante, que por entonces lucía una característica melenita, y quiso verlo entre los grandes. Entró al césped en el minuto 75. Tenía 16 años y ya llamaba con fuerza a la puerta de Primera.

El menudo jugador, al que llamaban cariñosamente Enano, empezaba a hacerse un nombre por la puerta grande. Debutaría con el filial contra el Mataró en Segunda B en marzo. Fue el año de su estreno oficial en todas las competiciones, pese a tener dorsal del Barça B. En pretemporada, ya disputó tres amistosos con Frank Rijkaard, pero no sería hasta 16 de octubre cuando debutaría con el Barcelona. En un derbi, en el Estadio Olímpico de Montjuïc, saltaba al verde Leo Messi, sustituyendo a Deco.

Con el '30' a la espalda, el argentino se estrenaba de forma oficial en la máxima categoría. Tenía 17 años, 3 meses y 22 días. Tras esa puesta de largo, debutó en Copa del Rey contra la Gramanet y, en diciembre, contra el Shakhtar Donetsk en la Champions League.

Llegó el primer tanto de Messi en LaLiga, en un momento de su carrera en el que alternaba el filial con el primer equipo. Fue el 1 de mayo contra el Albacete y, con esa diana, se convirtió en el jugador más joven del Barça en marcar en el campeonato regular. El conjunto azulgrana ganó LaLiga. En junio, con Argentina, obtuvo el Balón y la Bota de Oro en el Mundial sub 20.

El Barça ganó la Champions, aunque sin Messi en la final por problemas físicos. De hecho, en marzo el argentino sufrió una rotura en el bíceps femoral de la pierna derecha de 5 centímetros contra el Chelsea y abandonó el terreno de juego llorando. Esas lágrimas eran un mal augurio, ya que no volvería a vestir de corto ese curso y se perdería 19 encuentros.

El Barça, no obstante, también levantó el título de liga. A nivel internacional también hizo historia. Fue convocado para el Mundial de Alemania y se convirtió en el jugador más joven en disputar una cita de esta envergadura. Eso sí, llegó una tanto mermado por las molestias que había arrastrado. Debutó contra Serbia y Montenegro.

Reapareció en febrero contra el Racing de Santander. A nivel de títulos, fue un año en blanco para el internacional argentino, algo a lo que nunca había estado acostumbrado. No obstante, 2007 ha quedado para la historia del fútbol porque el '10' firmó uno de los goles más míticos y que fue comparado con el que marcó Maradona en la Copa del Mundo de 1986 en México contra Inglaterra. Eran las semifinales de Copa, contra el Getafe, y el azulgrana corrió 62 metros, casi la misma distancia, y superó al mismo número de jugadores, seis, antes de marcar.

Hizo que los pocos que todavía no tenían claro su nombre lo apuntaran en letras mayúsculas. Ya no era una promesa. Era una realidad que pisaba muy fuerte. Además, un mes antes había marcado su primer hat trick al Real Madrid. Messi quedó tercero en el Balón de Oro, por detrás de Kaká y Cristiano Ronaldo. Ya se codeada con los más grandes.

Disputó su partido número 100 con el Barcelona, pero no celebró ningún título. Hasta junio fue una temporada complicada para el conjunto azulgrana, incluso volvió a caer lesionado. Aunque la llegada de Pep Guardiola en verano sería el inicio de grandes años para el equipo y para Leo Messi. Se empezaban a escribir páginas doradas en la historia de la institución y del argentino.

Fue un año para no olvidar. El Barça se proclamó campeón de Copa, de LaLiga y de la Champions. Un triplete que ya pasaba a la historia por ser el primero que conseguía un equipo español. Messi cerró, además, una campaña sin lesiones, superando el récord de partidos jugados y goles y anotando dos tantos en el 2-6 en el Bernabéu.

A esos títulos habría que sumar en verano el de Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundial de Clubs. Se hizo con su primer Balón de Oro tras haber levantado todos los títulos posibles con el Barcelona. Esa temporada aupó al conjunto azulgrana a ser nombrado uno de los mejores equipos de todos los tiempos y al argentino, el futuro del fútbol. En esa edición, Cristiano fue segundo y Xavi, tercero.

En ese año iría ligado a los récords cara a puerta. Alcanzó los 100 goles con la camiseta del Barça, en marzo firmó dos hat tricks consecutivos, contra el Valencia y el Zaragoza, algo que no había logrado ningún jugador azulgrana y, en abril, anotó cuatro tantos en un encuentro de Champions contra el Arsenal. El Barcelona, además, ganó la famosa liga de los 99 puntos a la que Messi contribuyó marcando 34 goles.

Además, levantó el Balón Oro y el Pichichi. En verano, Leo Messi se proclama campeón de la Supercopa tras ganar al Sevilla. En noviembre, Messi estuvo en el 5-0 que logró el Barcelona contra el Real Madrid de Jose Mourinho.

Otro año para la historia del Barcelona y de Leo Messi. El atacante argentino levantó cinco títulos colectivos y uno individual. Aunque empezó perdiendo la Copa contra el Real Madrid, el atacante logró en mayo el título de liga, la segunda consecutiva, y la Champions. En la final marcó uno de los tres goles contra el Manchester United.

En agosto, alzó la Supercopa de España contra los blancos, en la que Messi marcó tres dianas, y la de Europa. Sus buenos registros individuales y colectivos le llevaron a ampliar su palmarés con otro Balón de Oro. Con el Barcelona jugó 57 partidos y marcó 55 goles.

Messi marcó ese año la espectacular cifra de 91 goles (79 con el Barcelona y 12 con la selección de Argentina). Entre sus gestas cara a puerta más recordadas: los cinco goles contra el Bayer Leverkusen en Champions en marzo. Mismo mes en el que el argentino se convertiría en el máximo goleador de la historia del Barcelona tras superar los registros de César Rodríguez.

Ese mismo año, acaba la etapa Pep Guardiola en el banquillo azulgrana y Messi se reencuentra con Tito Vilanova, uno de los técnicos que más han marcado su trayectoria y con el que tenía una sintonía y conexión especial.

en el Camp Nou apostaron por Luis Enrique. El preparador asturiano llegó en verano y cambió la cara del equipo, que regresó a los éxitos. El inicio entre el entrenador y el atacante no fue fácil, pero acabaron entendiéndose y la relación mejoró.

Fue otro año espectacular para la entidad y para el argentino. Pese a venir de un 2014 que había sido de los más flojos de su carrera, Messi sumó otro triplete para la historia: Liga, Champions y Copa del Rey. Entre sus hazañas más destacadas un doblete contra el Bayern, Incluso, únicamente le faltó la Supercopa de España para completar el sextete, ya que se hizo con la de Europa y con el Mundial de Clubes.

Messi se coronaría los tres próximos años como rey del gol, logrando el Pichichi y la Bota de Oro con unos registros para la historia. En 2017, logró 54 dianas y 19 asistencias. Reinaba en las facetas más importantes del juego ofensivo. Además, superó las 500 tantos en total con la camiseta del Barcelona y se convirtió en el máximo anotador de un Clásico y en la historia de Europa.

Ha sido un año muy complicado para Messi. Con la crisis del covid, salió a la luz un enfrentamiento directo con la directiva de Bartomeu, con la que ya había tenido problemas por el escándalo de los tuits difamatorios. El argentino cargó contra el club al asegurar que se había filtrado desde dentro que los jugadores no querían colaborar en el ERTE que se aplicó a la plantilla por la emergencia sanitaria.

Además, el argentino, disconforme con la planificación deportiva, ya avisó que no les iba a dar para ganar la Champions League y, finalmente, no levantaron ningún título. También le dolió el cese de Ernesto Valverde, que fue sustituido por un Setién con el que nunca tuvo sintonía. Desde la campaña 07-08 no cerraban una temporada en blanco. El 2-8 que les endosó el Bayern ya ha quedado tristemente para la historia.

En agosto, Messi mandó un burofax al Barça para comunicarle que ya no era jugador de la primera plantilla. Quería irse a un proyecto ambicioso y competitivo, y en el Camp Nou no lo veía. Al final, el club no le dio la carta de libertad y el capitán ha tenido que continuar. Contra su voluntad.

Fuente: marca.com

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