Dependiendo de si buscas tratar tus dolores de cabeza, el estreñimiento, agilizar tu metabolismo o simplemente hidratarte, la temperatura adecuada será distinta.
El cuerpo humano está compuesto en su mayoría por agua que constantemente se pierde cuando realizamos diferentes actividades o producto de las altas temperaturas. Para evitar llegar a un cuadro de deshidratación, que ocurre cuando nuestro cuerpo no cuenta con suficiente líquido para cumplir con las funciones básicas, hay que hidratarse permanentemente.
Según la ciencia, deberíamos ingerir dos litros diarios para reponer la pérdida, pero pocas veces nos informamos acerca de a qué temperatura debemos ingerir este líquido en el día a día.
Están quienes lo prefieren frío, como recién obtenido de un manantial, quienes lo eligen a temperatura ambiente, e incluso algunos que lo toman caliente. ¡Veamos cuál es la mejor opción! Un intermedio para el calor.
Existen varias conclusiones de este tema que derivan de estudios científicos. La primera es que nunca hay que tomar agua demasiado fría en los días de mucho calor. Los cambios bruscos de temperatura afectan nuestro estómago, provocando molestias abdominales, cortes de digestión y náuseas. Las bajas temperaturas del agua producen un efecto de contracción en los vasos sanguíneos provocando que la digestión se haga de manera ineficiente.
Tampoco se recomienda tomarla caliente, porque además de ser vasodilatadora, puede generar lesiones en la mucosa digestiva que es la primera barrera inmunológica que poseemos frente a los microorganismos y otros agentes externos.
¡Ideal fresca!
El agua fresca es la que se encuentra entre los 14 y los 16 grados centígrados. Esta es la versión más óptima si realmente queremos hidratarnos porque, a diferencia de la que se encuentra muy fría, facilita la ingesta y nos ayuda a tomar más cantidad para hidratarnos.
¡Mejorá tu metabolismo!
Según un estudio realizado por Endocrine Society, beber 500 mililitros de líquido a menor temperatura aumenta la tasa metabólica en un 30%. Al tener contacto con el frío, el organismo utiliza más energía para regular la temperatura corporal y, por tanto, quema calorías. ¡Pero cuidado con que esté fría de más! Si se quiere bajar de peso, es una medida complementaria a una dieta equilibrada y a la actividad física.
¡Tibia tiene sus beneficios!
Aunque para muchas personas no es placentero, algunos especialistas recomiendan ingerir en ayunas un vaso de agua tibia. Esto sirve para desintoxicar el cuerpo ya que favorece la digestión. Además, permite luchar contra el estreñimiento o los dolores de cabeza porque mejora la capacidad de circulación de la sangre. Se puede saborizar añadiendo una rodaja de limón o un poco de menta, de esta forma se hace menos tedioso ingerirla en el caso de que no sea de agrado.
El agua elimina toxinas, ayuda a la regeneración de las células y a combatir el envejecimiento. ¡No olvides cuidarla y hacer un uso responsable, para que siempre tengamos disponibilidad para tomarla!
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Epígrafes
Foto 1: Algunos especialistas recomiendan ingerir en ayunas un vaso de agua tibia, porque favorece la digestión y mejora la capacidad de circulación de la sangre. Freepik.
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