La falta de efectivos y la rotación de autoridades policiales son solo algunos de los desafíos que enfrenta la provincia de Córdoba en su lucha contra el narcotráfico, particularmente en la extensa frontera con Santa Fe.
A pesar de los esfuerzos por reforzar la seguridad en la región, la escasez de personal y la falta de apoyo federal plantean serios obstáculos. En medio de este panorama, la Departamental San Justo ha tenido que recibir a su quinto jefe en tres años, mientras que las amenazas narco a las fuerzas de seguridad persisten.
La preocupación por el posible desplazamiento de la violencia narco desde Rosario hacia Córdoba ha resurgido en los círculos políticos y de seguridad desde el domingo. En San Francisco, muchos residentes han convivido con este temor durante años, mientras que investigadores federales han confirmado que los narcotraficantes santafesinos han extendido su presencia a Córdoba, colaborando en ocasiones con los grupos locales.
La Justicia federal ha señalado que los narcos santafesinos utilizan la provincia vecina para lavar sus activos y buscar refugio. Aunque algunos insisten en que Córdoba no enfrentará la misma violencia que Rosario, ya se han registrado incidentes graves, como una pelea entre facciones de una barra brava relacionada con la venta de drogas y un crimen narco ordenado desde la cárcel de Bouwer.
Según las autoridades provinciales, la preocupación se centra en los 52 puntos críticos identificados en la zona limítrofe entre Córdoba y Santa Fe, por donde se estima que circula gran parte de la droga que abastece la región. Aunque se promete un refuerzo en la custodia policial en estos puntos estratégicos, la falta de personal disponible dificulta su implementación efectiva.
El ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, ha reconocido la complejidad del panorama y ha solicitado el envío de más efectivos de Gendarmería Nacional para fortalecer el control en la región. Sin embargo, hasta el momento, los recursos federales asignados no han sido suficientes para cubrir las necesidades de seguridad en la provincia.
@quinterosjp sobre la crisis en Rosario por los últimos crímenes: “Expresamos no solamente nuestra solidaridad, sino iniciar y continuar un trabajo conjunto que ya venimos haciendo, reforzando la zona limítrofe interprovincial”. pic.twitter.com/cUvOjEK7dD
— Ministerio de Seguridad (@minsegcba) March 13, 2024
Entre los 52 puntos críticos identificados, destacan tres áreas problemáticas de larga data. En primer lugar, el conglomerado que comprende las localidades de San Francisco y Frontera, junto con Josefina, forma un triángulo con altos índices de actividad narcotraficante. Por otro lado, la zona conformada por Marcos Juárez y Bell Ville, en conjunto con Cañada de Gómez y Rosario, constituye otro foco de preocupación en el sur de la región.
En tercer lugar, se encuentra el núcleo de Morteros, al norte de San Francisco, donde la violencia relacionada con el narcotráfico ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos, evidenciado por un caso de asesinato por venganza que resultó en la condena de una familia narcotraficante el año pasado.
A pesar de que la principal vía de entrada de drogas a Córdoba ha sido tradicionalmente desde el norte, vía Salta y procedente de Bolivia, la droga también ingresa desde Santa Fe para abastecer el mercado local.
La dinámica del narcotráfico implica cambios constantes en las rutas y modos de transporte, como lo evidencia el recuerdo de una "zona rural caliente" donde solían aterrizar avionetas cerca de Noetinger (Córdoba) y Landeta (Santa Fe), provenientes de Paraguay. En esta operación, bandas cordobesas, así como de Gálvez y Rosario, estaban involucradas en la búsqueda y distribución de la marihuana, resultando en la condena de una banda liderada por el comerciante Mario Baldo.
Tras las recientes amenazas telefónicas dirigidas a la Policía de San Francisco, la Departamental San Justo se vio nuevamente sacudida por rotaciones en sus filas. Este movimiento se produce mientras la Justicia federal investiga el origen de dichas amenazas.
La Departamental San Justo, junto con otras dependencias como Colón, Punilla y Río Cuarto, ha sido tradicionalmente problemática para la Policía, enfrentando una serie de cambios de jefatura en un corto período de tiempo.
En esta ocasión, el comisario Rubén Caporalli ha asumido como el quinto jefe en poco más de tres años, sucediendo a Pedro Maldonado, quien ocupó el cargo desde enero hasta ahora. Maldonado, a su vez, había reemplazado a Cristian Gómez, mientras que este último había sucedido a Pablo Berardo en 2022, quien a su vez había sustituido a Mauricio Rantica en enero de 2021.
Las razones detrás de estos cambios, según fuentes extraoficiales, se han atribuido a un "ciclo cumplido" y a la implementación de cambios estructurales dentro de la fuerza policial.
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