Rodrigo tiene hoy una vida tranquila y llena de esperanza, aunque no siempre fue así. Hace aproximadamente seis años, enfrentaba una dura batalla contra las adicciones que lo habían llevado a tocar fondo. “Las personas en la calle me decían ‘Mirá, ahí va ese drogadicto’”, recuerda con honestidad. En ese momento, su vida estaba en un pozo profundo que le impedía ser feliz.
“Uno piensa que escapándose con las adicciones pasa un buen momento, pero cuando salís te sentís más vacío que antes”, confiesa. Sin embargo, en medio de esa oscuridad, encontró una mano que le tendió una soga para empezar a salir adelante.
“Necesitaba esa ayuda que te tira la soga y vos te agarras y vas subiendo de a poco, y apareció justo ella”, dice Rodrigo sobre la mujer que comenzó como una amistad y, con el tiempo, se convirtió en el amor de su vida. Hoy, están próximos a cumplir dos años de casados.
El camino no fue fácil, pero con esfuerzo y apoyo mutuo lograron no solo recuperarse, sino también emprender juntos. “De a poquito se nos dio la oportunidad de tener unos negocios, de carnicerías, y estamos creciendo de a poco”, comenta con orgullo.
Rodrigo quiere enviar un mensaje de esperanza a quienes luchan contra las adicciones, “Se puede, con fuerza de voluntad. Y hay que apoyar a las personas que tenemos al lado”. Con fe y convicción, agrega: “Todo lo puede el Cristo que me fortalece”.
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