De Yamila nada se sabe desde el 25 de octubre del 2009, cuando se trasladó a siete cuadras de su casa para almorzar con amigos. Desde entonces, su hermana Soledad nunca dejó de buscarla. Es a ella a quien informaron en la Fiscalía Federal de Enrique Senestrari de la imputación a Simone y su hermano, bajo la sospecha de ser autores del crimen de Yamila.
En diálogo con “La Voz del Interior”, Soledad explica por qué nunca se rindió: “Lo hago por amor, creo que cualquiera en mi misma situación lo haría, por amor”.
Hija de una familia humilde, a quienes la querían y aún la buscan y la extrañan les costó bastante que la bandera de su búsqueda trascendiera los márgenes del barrio. Soledad encontró en la Asociación de Mujeres Meretrices de Córdoba (Ammar) una primera red de contención que luego se fue ampliando hasta lograr que el grito por Yamila se hiciera más fuerte y público.
Desde 2012, Yamila Cuello es el nombre de la única causa que se investiga en toda la provincia en la que se sospecha que una persona desaparecida pudo ser víctima de una red de trata de personas con fines sexuales.
Esta misma teoría fue la que llevó a la cárcel la semana pasada a Néstor Simone, un hombre oriundo de Villa Boedo quien, pese a tener una diferencia de edad considerable, estuvo de novio durante un tiempo con Yamila. “Él jugaba clandestinamente, apostaba mucho y sabemos, porque eso nos han contado conocidos, que la apostaba a ella también”, quedó escrito en el expediente, según se publicó. “Cuando perdía, obligaba a Yamila a acostarse con otras personas”, explicó Soledad ante la Justicia hace ya varios años.
Cuando Yamila desapareció, ya no estaban más juntos. “Pero él seguía rondándola”, recuerda hoy su hermana.
Fuente: La Voz del Interior.
Foto archivo – Telefe Noticias Córdoba.
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