Desalojaron a jubilado que alquilaba la casa de un usurpador: quedó en la calle con su perra

En pleno barrio Acosta, un jubilado de 67 años quedó en la calle junto a su perra tras ser desalojado de la vivienda que ocupaba desde hace cinco años. La situación refleja el drama de muchas personas mayores que no cuentan con vivienda propia y dependen de alquileres informales.

Luis Pajón vivía en la casa junto a su hermano, quien falleció hace unos dos años. Cada mes entregaba el dinero del alquiler en mano, pero sin contrato ni recibo, pagando a un hombre que había usurpado la propiedad y luego se la alquiló como si fuera su dueño. La realidad lo alcanzó cuando oficiales de justicia se presentaron a notificarle el desalojo.

“Ahora estoy buscando lugar, este barrio me lo recorrí todo, no me dan las piernas, ya soy un hombre grande. No consigo, me piden muchas cosas y soy un jubilado. Si no consigo, que me ayude Dios”, relató Pajón, visiblemente afectado por la situación.

El hombre recordó con dolor a su hermano: “No tengo familia, todos se abrieron. El único que podría ayudarme era mi hermano, pero falleció hace dos años. No tengo hijos, solo una perra”. A pesar de la tragedia, destacó la solidaridad del barrio: “De este barrio no me puedo quejar de nadie, todos muy amables. Me falta un techo. No falta plata, nada, sólo un techo”.

El caso pone de relieve la vulnerabilidad de los adultos mayores sin vivienda propia y la necesidad de mecanismos de protección frente a estafas y alquileres informales que los dejan en situaciones extremas, especialmente en fechas cercanas a Navidad.