Aplicaron, al igual que otros argentinos, a una oferta laboral para ir a trabajar a un frigorífico porcino en Polonia, pero la realidad fue otra y vivieron un infierno.
Durante dos meses, recibieron maltratos, hacinamiento, violencia extrema y hasta una estafa.
“Eramos 52 en una casa que era para 10 o 15 personas como mucho, se apuñalaban al frente nuestro, se golpeaban y nos trataban como trapo de piso” comentó Lucas a Telefe.
“El trabajo estaba bueno pero el problema eran los compañeros, la casa y los métodos para vivir ahí”, dijo Carrizo.
Además comentó que su miedo constante era no volver a su país, por la causa económica y la inseguridad, finalmente regresaron a Unquillo, con la ayuda de sus familiares.
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