Con un dispositivo de seguridad que incluyó retenes policiales en los dos extremos de la calle, los jurados vieron por primera vez el escenario donde se acabó con la vida de Nora Dalmasso.
En Río Cuarto, los medios que cubren el juicio contaron en sus crónicas la conmoción de los ciudadanos que ejercen como jurados populares, al ver la casa y su dormitorio matrimonial, escena del crimen. Estaban en la señorial vivienda de la calle 5 número 627, en Villa Golf.
El acusado tuvo que aguardar fuera de escena que los jueces Vaudagna, García y Echenique Esteve, los 21 jurados populares, el fiscal y los defensores recorrieran su vivienda y subieran las escaleras hasta la habitación donde la dueña de casa, una mujer de 51 años, yacía desnuda y con claros signos de violencia.
El paso del tiempo, ese escollo que acaso deje impune el acto infame, modificó edificios y personas.
La casa donde Nora fue sorprendida mientras dormía la mañana del 25 de noviembre de 2006 fue refaccionada, por eso el fiscal de Cámara Julio Rivero tuvo que pedir que se convoque a la testigo Carina Flores, la exempleada doméstica de los Macarrón, para que les haga de “guía” y les explique a los funcionarios de saco y corbata, pero también a los hombres y mujeres que son parte del jurado popular, cómo era el chalet en la época en que ella trabajaba, por dónde pudo haber entrado el asesino y qué tramo recorrió para atacar a traición.
Una década y media después, Pablo Radaelli tampoco es el mismo. El vecino que acudió presuroso por el llamado de la madre de Nora y acabó siendo el primero en ver la brutal escena que dejó el asesino ahora camina con paso inseguro por el frente de su casa. El hombrecito canoso con pulóver a rombos no termina de entender a qué viene tanto ajetreo en la casa de al lado, quién es esa gente que bajó de un colectivo turístico alquilado, por qué en la esquina hay policías y cámaras.
Octogenario y con una afección neuronal, Radaelli extravió para siempre sus recuerdos. Una junta de médicos certificó que ya no está apto para atestiguar.
La hora de la Justicia arribó demasiado tarde para él. También para la mujer que lo llamó desesperada la desapacible tarde de domingo. María Delia Grassi, la madre de Nora, tampoco puede ser parte de la audiencia. El ACV que sufrió hace dos años la dejó sin habla y tan delicada que acaso ignore que hoy se está desarrollando el juicio que tanto esperó.
Fuente: Alejandro Fara (Puntal Río Cuarto)
Foto: Matías Tambone (Puntal Río Cuarto)
Comentarios