Desde el inicio de la pandemia de coronavirus, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia no sólo trabaja en la provisión de suministros médicos, agua potable y kits de higiene, sino que lo hace para garantizar la continuidad educativa de niños, niñas y adolescentes (especialmente cuando las escuelas están cerradas), la prevención de la violencia doméstica y la contención emocional y salud mental de la población de 0 a 18 años.
“Los niños y las niñas son las víctimas ocultas del coronavirus”, afirmó la representante de UNICEF Argentina, Luisa Brumana.
“El COVID-19 no solo puede enfermarlos: aunque no lo veamos, la pandemia también afecta su educación, los expone a la violencia e impacta en su salud mental y nutricional -agregó-. Nos preocupa, en particular, la situación de las familias más vulnerables que viven hacinadas, las comunidades indígenas del norte del país que no cuentan con agua y jabón para lavarse las manos, las chicas y los chicos institucionalizados”.
El Plan de Respuesta al COVID-19 presentado el 7 de abril pasado por el organismo se basa en cuatro pilares de acción:
1. fortalecer la prevención y control de la pandemia en las provincias de Chaco, Jujuy, Misiones, Salta y Buenos Aires, donde los indicadores de pobreza infantil son particularmente altos;
2. contribuir a garantizar la salud de las mujeres embarazadas y de los niños y niñas menores de 5 años;
3. trabajar en la contención de los “impactos secundarios” de la pandemia, como la pérdida de clases presenciales, la malnutrición o el aumento de la violencia;
4. promover medidas de protección e información para prevenir el contagio del virus.
Para informar a las poblaciones más vulnerables sobre prácticas de prevención del COVID-19 en cinco provincias prioritarias (Chaco, Jujuy, Misiones, Salta, Buenos Aires) y grandes conglomerados urbanos, se enviarán materiales de apoyo y capacitación.
En el caso de Salta, el organismo de cooperación internacional donará una dotación de alimentos tecnológicos terapéuticos y fórmulas lácteas destinada al tratamiento de niños con desnutrición, en el marco de la emergencia socio sanitaria declarada en el norte provincial.
Se trata de la provisión de alimentos calculada para brindar la asistencia a unos mil niños durante dos años a la población infantil más vulnerable, comprendida entre los 6 meses y los 4 años, pertenecientes a las comunidades indígenas y criollas del norte de la provincia.
Esta dotación tiene un valor de 110 mil dólares para los primeros seis meses de cooperación, mientras que será de 440 mil dólares al extenderse por dos años.
La subsecretaria de Medicina Social de Salta, Gabriela Dorigato, explicó el lunes que uno de los productos es el Atlu, o alimento tecnológico listo para usar, que “va a ser entregado a las familias para el tratamiento domiciliario de la desnutrición”.
“Si un niño presenta desnutrición aguda severa o moderada, sin otras complicaciones de salud, y puede permanecer en su domicilio, vamos a entregarle a la mamá este alimento, que cuenta con 500 calorías”, dijo Dorigato.
Asimismo, sostuvo que “el niño simplemente abrirá el sobrecito y podrá alimentarse como si fuera una golosina. Está compuesto a base de pasta de maní, no se contamina, tiene bajísima proporción de agua y eso lo hace un alimento ideal para implementarlo en el norte salteño”.
Se trata de “un tratamiento terapéutico, o sea, un remedio para la desnutrición”, precisó la funcionaria, quien agregó que este alimento "ha sido probado científicamente, implementado en diferentes países, principalmente en África y América, y descontamos que va a ser un éxito”.
La recuperación del niño con estos alimentos se estima en seis semanas.
Los otros pilares de UNICEF
El segundo pilar contempla la provisión de insumos a profesionales de la salud que trabajan en la continuidad de la atención de mujeres embarazadas, niños y niñas menores de 5 años. Este apoyo está focalizado en establecimientos médicos, donde se distribuirán 550.000 productos como desinfectante de manos, termómetros, delantales de plástico, botas, gorros quirúrgicos, guantes, gafas de protección y batas quirúrgicas.
El tercer pilar de respuesta es la contención de los impactos secundarios de la pandemia, como la inseguridad alimentaria. UNICEF trabaja con los comedores populares para asegurar el acceso suficiente y continuo a alimentos nutritivos y entre otras acciones, fortalecerá el suministro de viandas que se distribuyen en barrios populares de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires y el norte del país, para cubrir las necesidades nutricionales de más de 20.000 de niños y niñas en situación de pobreza.
La pandemia del COVID-19 también impacta fuertemente en la educación. UNICEF participa de la mesa de enlace para apoyar las acciones que desarrolla el Ministerio de Educación para enfrentar los efectos del COVID-19 en el sistema educativo argentino. El organismo brinda asistencia técnica al plan Seguimos Educando y coopera con el ministerio para garantizar la continuidad educativa de 4.200.000 estudiantes en contextos vulnerables y rurales, entre quienes se distribuirán materiales educativos impresos.
El cuarto pilar es de comunicación y prevención del contagio. UNICEF difunde información oficial del Ministerio de Salud de la Nación y de la Organización Mundial / Panamericana de la Salud, promueve la identificación y denuncia de las Fake News.
Asimismo, UNICEF hace un llamado a toda la sociedad argentina a colaborar con el Plan de Respuesta al COVID-19 con una donación individual llamando al 0-810-333-4455, a través de unicef.org.ar/dona o con una donación corporativa escribiendo a: buenosaires.donantes@unicef.org
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