María Estela Martínez de Perón, riojana de nacimiento, es una de las sombras de la política argentina que nadie quiso iluminar ni siquiera para que las generaciones actuales adquieran el mínimo conocimiento de su penoso paso por la historia nacional: en los años donde la violencia política se desmadraba, y germinaba la honda tragedia del proceso cívico-militar del 76.
“Hay que avisarle que pare, ya hemos ido muy lejos con este bolazo”. Quien cita esas palabras, aparentemente pronunciadas por Juan Domingo Perón días antes de su muerte, es el cardiólogo de guardia permanente del entonces primer mandatario. La anécdota parte de la visión de la vicepresidenta de la nación en la pantalla del televisor, que ofrece un encendido discurso en la Embajada Argentina en Italia. La del médico es una de las muchas voces que, desde el presente, intentan dilucidar un enigma humano y político: Isabelita. Figura polémica, incómoda e incluso vergonzosa en la historia del peronismo, peón en un tablero político explosivo que terminaría desembocando en el golpe de estado de marzo de 1976.No tanto olvidada como ocultada, sutil o ferozmente. Dos ejemplos simbólicos: su rostro, esculpido en mármol a pedido del gobierno de Néstor Kirchner en 2007, no forma parte del hall de los bustos de la Casa Rosada y estuvo desaparecido durante una década; en el museo de la Quinta de San Vicente , según afirma uno de sus responsables en el prólogo de Una casa sin cortinas , “sacamos las cosas de ella, la gente no quiere ver a Isabel oa López Rega”.
El segundo largometraje en solitario del documentalista Julián Troksberg –Estrenado en la Competencia Argentina del último Bafici y ganador del premio Flow– intenta iluminar la silueta escurridiza de un personaje de la historia argentina que ni propios ni ajenos suelen destacar. ¿Quién fue la riojana María Estela Martínez Cartas de Perón? ¿Cómo llegó a ocupar un cargo al cual ni siquiera Evita accedió? ¿Cómo era su relación con Perón en el exilio español y luego del regreso a la Argentina? El dueño de la casa lindera a la famosa morada de la calle Gaspar Campos, en Olivos, ofrece un par de sus filmaciones hogareñas, y habla de aquellos días post regreso. Troksberg utiliza la tradicional técnica de la entrevista a cámara para conversar con figuras de la política, el arte y las leyes, además de amigos personales de la expresidenta –por allí pasan nombres como los de Nilda Garré, Carlos Corach, Juan Manuel Abal Medina.
El resultado es un documental de enorme interés que, por momentos, resulta genuinamente apasionante. Más allá del relato de los inicios de la relación, en Buenos Aires antes que en Panamá, la película se reserva varios minutos para preguntarse cómo esa "bailarina de cabaret", como se la llama en cierto momento, llegó a transformarse en la misionera de Perón cuando este no podía pisar nuestro país. Minutos después, en una de las pocas instancias en las cuales aparecen una mirada menos despectiva, se recuerda que fue Isabelita quien desplazó a El Brujo López Rega de su lugar central y que, dos años después, rechazó la renuncia al cargo y permaneció presa en diferentes sitios durante cinco años, antes de regresar a España, donde continúa viviendo a los noventa años.
Fuente y foto: Página 12.
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