Mientras continúa el operativo de rescate de los chicos atrapados en una cueva de Tailandia, confirmaron que a los jóvenes que ya lograron salir les suministraron tranquilizantes antes de iniciar la misión para evitar que entraran en pánico.
Así lo indicó uno de los buzos que integran el equipo de rescate, el danés Ivan Karadzic, quien, en diálogo con una radio danesa, explicó que “no estaban totalmente aturdidos, pero no reaccionaban con normalidad”.
Lo dijo al referirse a los primeros cuatro chicos que fueron rescatados el domingo. Mientras tanto, este lunes sacaron a otros cuatro jóvenes, que son atendidos por personal médico. En total, ya son 8 los rescatados. Faltan todavía rescatar a otros cuatro y al entrenador, que continúan atrapados.
Según explicó el buzo que participó del operativo el domingo y ayudó a cambiar a medio camino los tanques de oxígeno, habían analizado todos los escenarios posibles, incluso la reanimación de los jóvenes, que podían llegar a ahogarse por el pánico del recorrido. “Estábamos preparados, pero no pasó nada. Todos estaban en sus puestos e hicieron justo lo que debían hacer”, contó.
El equipo de fútbol "Jabalíes salvajes", integrado por 12 chicos de entre 11 y 16 años y su joven entrenador, pasó nueve días en las profundidades de la cueva antes de que dos buzos británicos los encontraran la semana pasada. Demacrados pero vivos, los menores estaban sobre una roca, a más de cuatro kilómetros de la entrada de la cueva.
Finalmente, y luego de evaluar cada paso con cuidado, por el peligro que conlleva el rescate, debido a que muchos de los chicos no sabían nadar, el domingo comenzó el rescate, junto a buzos experimentados que los guiaron a lo largo de un camino tortuoso, con tramos inundados y pasajes estrechos.
El propio buzo contó que los jóvenes "parecían algo atemorizados, pero no entraron en pánico”. “Sonrieron y dijeron gracias", contó. Para poder salir de la cueva Tham Luang Nang Non, los jóvenes usaron trajes de buceo y máscaras de oxígeno que les cubrieron toda la cara, lo que les permitió respirar con normalidad a lo largo del trayecto de casi 4 kilómetros.
La lluvia que amenaza con más inundaciones en la compleja red subterránea, de unos diez kilómetros de largo, es el principal desafío para los socorristas, que temen nuevas precipitaciones antes de que logren sacar a todo el grupo.
Los equipos de buceo tuvieron que descansar entre las dos misiones y poner nuevas botellas de oxígeno a lo largo del recorrido. De ahí el intervalo entre las dos evacuaciones.
Un exbuzo de la Marina tailandesa murió mientras participaba en las labores para preparar el rescate, lo que demuestra la gran dificultad de esta misión, incluso para los más expertos.
Con información de DPA y AFP.
Comentarios