De acuerdo al último informe del Empleo Asalariado Informal y la Pobreza Laboral, casi 4 de cada 10 trabajadores en relación de dependencia no estaban registrados en la seguridad social, lo que eleva la tasa de informalidad entre los asalariados del país al 36,7%, y una mayoría de ellos son jóvenes. En el mismo sentido, la asociación entre informalidad y bajos salarios también se refleja en el fenómeno de trabajador pobre. Esto es, personas que aun teniendo un puesto de trabajo viven en situación de pobreza.
Así se desprende del informe coordinado por Roxana Maurizio y Luis Beccaria y elaborado por el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL), perteneciente al Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas.
En el estudio dado a conocer el lunes, en la comparación interanual se observa un aumento de aproximadamente 1 punto porcentual. Los autores destacan que, en una mirada al largo plazo (desde 2003) ubica a la tasa de informalidad en un valor idéntico al observado en el tercer trimestre de 2008.
En el mismo sentido, destacan que desde ese año hasta la irrupción de la pandemia a comienzos de 2020 la tasa de informalidad se mantuvo en valores entre 32% y 35,7%, lo que ubica al valor del tercer trimestre de 2024 algo superior al registrado a lo largo de ese período. Sin embargo, más allá de las fluctuaciones, la tasa de informalidad se ha mantenido relativamente constante y en un valor muy elevado, desde hace 16 años.
Informalidad y pobreza
En el segundo trimestre de 2024, 40% de los asalariados vivían en un hogar pobre. Sin embargo, este valor ascendía a 63% entre los informales. O sea, 6 de cada 10 asalariados en condición de informalidad vivía en un hogar pobre. Esta cifra se reduce a 27% entre los asalariados formales.
Los investigadores explican que cuando se hace la comparación entre el salario mensual y el valor de la canasta de bienes y servicios básicos (línea de pobreza individual) también se observa una gran discrepancia entre ambos grupos de trabajadores. Mientras que el 59% de los asalariados informales recibe un salario mensual inferior al valor de esta canasta, ello sucede en el 8% de los asalariados formales.
A modo de referencia, el salario mínimo promedio mensual del segundo trimestre en términos netos fue alrededor de $190 mil mientras que el valor de la canasta de pobreza promedio de un trabajador asalariado fue de $238 mil. Este panorama era diferente, por ejemplo, en 2017. En ese momento, esos valores eran, respectivamente $6700 para el salario mínimo neto y $3575 para la canasta de pobreza promedio para los trabajadores asalariados, lo que muestra claramente la pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo. En definitiva, estas cifras muestran que tener un puesto de trabajo en Argentina no es un reaseguro para vivir fuera de la pobreza.
Más mujeres informales
La tasa de informalidad asalariada total fue 36,3%, siendo 34,2% entre los hombres y elevándose a 38,9% entre las mujeres. En promedio, la tasa de informalidad femenina a mediados de 2024 fue aproximadamente 5 puntos porcentuales más elevada que la tasa masculina. Sin embargo, dada la mayor proporción de hombres en el total del empleo asalariado (54%), éstos dan cuenta del 51% de la informalidad asalariada total.
Los jóvenes primero
Los jóvenes experimentan una tasa de informalidad significativamente más elevada que otros grupos etarios, al punto que en el segundo trimestre de 2024, ésta era de casi 64%, 28 puntos porcentuales más elevada que la tasa global, lo que equivale a que algo más de 6 de cada 10 jóvenes trabajadores en relación de dependencia no está cubierto por la normativa laboral y la seguridad social.
Los trabajadores asalariados de entre 45 y 64 años (60 años en el caso de las mujeres) son quienes experimentan la tasa de informalidad más baja (27,5%). Le sigue en incidencia el grupo de entre 25 y 44 años (34,4%) y el de 65 años (60 años en las mujeres) y más (47,9%).
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