Los paisajes del norte de Córdoba albergaron muchos artistas que encontraron aquí el refugio para su alma. Entre ellos se distingue el gran pintor Fernando Fader. La casa que construyó y habitó en Loza Corral es hoy un museo imperdible para descubrir.
Don Fernando era un hombre de fuertes convicciones y alma sensible. Nació en Burdeos, Francia y pronto emigró con sus padres a Argentina. Vivió en Mendoza y en Buenos Aires. Llegó a Córdoba a sus 34 años con Tuberculosis y un pronóstico de 6 meses de vida. Nuestra tierra le regaló la inspiración para sus valoradas obras y 20 años de vida.
Con su profunda observación y comprensión de la naturaleza, plasmó la esencia del norte cordobés en casi 800 obras, que hoy exhiben la belleza singular de esta región en los museos más reconocidos del mundo.
Para expresar lo más auténtico del terruño en sus pinturas, don Fernando pasaba largas jornadas contemplando cómo la luz se derramaba en el paisaje desde el amanecer hasta el epílogo de la noche; labraba la tierra, sentía sus aromas y oía sus más tenues murmullos.
En el año 1930 Fernando Fader da sus últimas pinceladas. La enfermedad lo afectó y estuvo en estas soleadas habitaciones hasta el 28 de febrero de 1935, cuando se silenció su alma.
El paisaje del norte de Córdoba es arte, es esencia, es historia, es patria y por sobre todo, es un presente que preserva lo más puro de su naturaleza.
Llegar a conocer esta casa y su entorno, permite comprender un poco mejor la obra de esta personalidad enorme que habitó nuestro suelo.
Además, llegar a este lugar, te permitirá recorrer el valle de Ongamira y el encantador pueblo de Ischilin, dando un paseo imperdible.
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