El protagonista de esta historia, Álvaro, se encontraba recorriendo los túneles de la mina abandonada de Sao Joao del Rei, en Minas Gerais, Brasil, cuando notó un destello amarillo en la oscuridad. Curioso, se acercó y descubrió una pepita de oro incrustada en la pared.
Según relató el niño, durante la excursión con otros 41 estudiantes del Instituto Educação e Cultura de Carmo do Rio Claro, se percató de la presencia de una marca de mano en las paredes. Al dirigir su mirada hacia otro lado, fue entonces cuando vio el brillo dorado que resultó ser oro.
El asombro se apoderó del grupo cuando el guía confirmó que se trataba de un hallazgo auténtico. Álvaro compartió su emoción al relatar cómo sus compañeros expresaban incredulidad y realizaban preguntas para asegurarse de la veracidad del descubrimiento.
La pepita de oro encontrada por el niño fue donada a la institución encargada de las visitas guiadas a la mina "Tancredo Neves". La pieza será exhibida junto al acervo histórico del lugar, según informó la radio CBN.
Este excepcional hallazgo resalta la importancia de la curiosidad y la exploración en el ámbito educativo, así como la preservación del patrimonio histórico y natural de los sitios turísticos.
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