Portada  |  30 agosto 2022

Revelan el misterio de 17 judíos asquenazi enterrados en un pozo

Los restos, que fueron hallados en 2004, datarían del siglo XII. Habrían sido víctimas del antisemitismo de esa época.

Internacionales

Obreros de Norwick, Reino Unido, habían encontrado los restos de 17 personas en un pozo medieval en 2004, y ahora se confirmó que se trata de un grupo de judíos asquenazi que probablemente fueron víctimas del antisemitismo en el siglo XII.

A partir de registros arqueológicos, documentos históricos y el análisis de ADN antiguo, un equipo de científicos británicos publicó los resultados en la revista Current Biology.

El objetivo principal del estudio era determinar el grupo étnico al que pertenecían los restos, explica Ian Barnes, genetista del Museo de Historia Natural de Londres y autor principal del trabajo.

Durante la investigación, los autores vieron que las víctimas tenían algunos trastornos genéticos que actualmente afectan más a los judíos asquenazi (como se conoce a los descendientes de las comunidades judías medievales de Europa central y oriental y cuya lengua propia es el yidis).

Los trastornos genéticos que afectan a ciertas poblaciones pueden surgir en eventos de 'cuello de botella', es decir, situaciones que provocan una rápida reducción del número de individuos, lo que puede conducir a grandes saltos en la cantidad de personas que portan mutaciones genéticas raras.

Mediante simulaciones informáticas, los autores demostraron que los restos humanos tenían mutaciones genéticas esperables si las enfermedades fueran tan comunes entonces como lo son ahora en los judíos asquenazi.

Los resultados apuntan a un evento de 'cuello de botella' que tuvo lugar hace unos 500 o 700 años y que moldeó la genética de la población judía asquenazi del siglo XII y dio lugar a la actual.

Según el estudio, las víctimas eran seis adultos y once niños que probablemente murieron de hambre, enfermedades o asesinados.

De ellos, cuatro estaban estrechamente relacionados y tres eran hermanas: una niña de cinco a diez años, otra de diez a quince años y una adulta joven.

Después de conocer la identidad de los restos, la comunidad local organizó un entierro judío formal para los individuos. Barnes y Thomas todavía no saben qué causó directamente la muerte de los 17 individuos, un rompecabezas que el ADN antiguo no puede resolver.

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