En Wrexham, Reino Unido, se reveló un impactante suceso. Una enfermera, identificada como Penélope Williams, de 42 años, fue despedida de un hospital tras la muerte de un paciente mientras mantenían relaciones sexuales en un estacionamiento. La mujer evitó llamar a una ambulancia por temor a ser descubiertos como amantes.
La relación extramatrimonial comenzó hace casi un año entre Williams y el paciente, a quien brindaba tratamientos de diálisis en el Spire Hospital. En el encuentro nocturno en el estacionamiento, el hombre sufrió un ataque al corazón y colapsó. Ante la emergencia, la enfermera entró en pánico y no actuó de manera adecuada.
En lugar de solicitar ayuda médica, Williams se comunicó con una colega para realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP). La compañera le instó a seguir los protocolos y llamar a una ambulancia mientras ella se dirigía al lugar. A pesar de los esfuerzos, el paciente falleció.
El hospital llevó a cabo una audiencia disciplinaria en la que se determinó que la enfermera había violado múltiples reglas, como tener relaciones con un paciente, establecer comunicación personal y encontrarse fuera del entorno laboral. Como resultado, fue despedida de forma inmediata y se le impuso una inhabilitación por un mínimo de 18 meses.
El caso ha generado conmoción y plantea interrogantes sobre la ética y conducta profesional en el ámbito de la salud. La junta médica consideró que la enfermera no brindó la atención necesaria al paciente en un momento crítico, lo que tuvo consecuencias fatales.
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