El de ella es apenas uno de los miles de casos similares que hay en todo el país. Pacientes que, como no tienen cobertura médica, dependen de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE) para recibir sus tratamientos.
Desde el Gobierno sostienen que todo se debe a que, como detectaron sobreprecios y graves irregularidades en el funcionamiento del programa, lo están auditando.
El problema es que los pacientes no pueden esperar. “A mí cada vez que llamo me dicen que están suspendidas las licitaciones de medicamentos y que vuelva a llamar en dos semanas. Y así me tienen hace casi tres meses”, se queja Celeste.
La situación la tiene deprimida y angustiada. Es simple: si no retoma el tratamiento su cuadro se puede agravar. Tanto como para costarle algo que no tiene precio: la vida.
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