Portada  |  18 marzo 2022

Herederos: Natalio, el hijo de Ringo Bonavena

En este nuevo capítulo de “Herederos” hablamos con Natalio Bonavena. El hoy contador y empresario remueve memorias felices, con nostalgia y añoranza. Compartió 7 años con su padre, Ringo Bonavena. Una infancia con recuerdos imborrables, un período lejano pero inolvidable.

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Con el apodo “Ringuito”, miraba con ojos inocentes al ejemplo de tantos. A Ringo lo veía como su papá, no como un ídolo. Cada vez que su padre volvía a casa llevaba a pasear a sus dos hijos por todos lados, por amor, y acaso también por la culpa que le generaba no estar en familia constantemente.  

Recuerda los partidos de fútbol en Huracán, la cancha en sí misma. La gente se abalanzaba sobre Ringo pidiéndole fotos y autógrafos, mientras Ringuito miraba desde abajo, sorprendido. También recuerda lo que sentía al ver a su padre en el ring, siendo golpeado. Lloraba junto a su hermana, no querían que nadie le pegue al padre.  

Ringo no le temía a nada, buscaba boxear constantemente, hasta con el reconocido Cassius Clay. Y en cuanto a lo personal, no había ni siquiera temor a los animales salvajes. En casa han tenido un yaguareté, que llegaba a arañar y lastimar a Natalio.  

Hay veces que Ringuito hubiera pedido una familia más convencional. Hoy, según cuenta, le diría a su padre que ojalá se hubiera sentado a comer en familia sin tanta gente alrededor. Como hijo, le costaba compartirlo, necesitó privacidad. Lo mismo le ocurría cuando Ringo volvía a la ciudad: aparecían los amigos de Natalio y se subían en su Mercedes Benz para pasear con él.   

Los recuerdos surgen, abundan, van y vienen, hasta que se llega al más doloroso. Natalio se encontraba jugando a la pelota en la calle, cuando un amigo le comentó que había escuchado sobre la muerte de Ringo, y él decidió no creerle. Después, cuando volvió a su casa, vio a su madre llorando y comprendió que era cierto. Dominga, la madre de Oscar Bonavena, lo vivió también con una amargura agobiante, como si alguien le hubiera cortado una parte de su cuerpo y alma.  

Hoy, Natalio lo sigue llorando e invocando a través de sus memorias. Tanto él como todo un país entero lo ha recordado como un auténtico, como alguien que se equivocó en algunas cuestiones y acertó en otras, pero que siempre actuó con amor. 

Mientras lo recuerda, le agradece con lágrimas en sus ojos. Principalmente por el hecho de haberse casado con su madre, de haber formado la familia que hoy Natalio disfruta. Y es consciente de que aprendió. Aprendió a aguantar los golpes de la vida, golpes acaso más duros que los que aguantó Ringo.  

Agradecimiento:

Jardín Japonés- @vivero.jardinjaponeswww.jardinjapones.org.ar

Sergio Miyagi- Director de Prensa del Jardín Japonés

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