Portada  |  20 marzo 2024

El trovador que sigue la huella de Facundo Cabral le canta al mundo

Rodrigo Siamarella se enamoró del folklore en Purmamarca.

Espectáculos

Rodrigo Siamarella, el talentoso cantautor argentino perteneciente a la joven camada de folkloristas de vanguardia, hace honor a “no soy de aquí ni soy de allá”, canción que catapultó a la fama internacional al recordado trotamundos Facundo Cabral, asesinado por sicarios en Guatemala, durante la madrugada del sábado 9 de julio de 2011.

Porque si bien nació en un hogar bonaerense de San Martín y comenzó a cantar a los 11 años, pero creció artísticamente en la turística localidad jujeña de Purmamarca, Rodrigo es un inquieto trovador que, guitarra en mano, acerca sus composiciones al universo con un profundo mensaje “para que se conecte con la vida”.  

Bien claro lo refleja en el estribillo de “Trovadores”, una de sus canciones insignia: “somos trovadores cantándole al mundo. Nuestras esperanzas de un sentir profundo. Rogándole al hombre que no haga la guerra, que las soluciones no son con violencia”.

Actualmente, Rodrigo se encuentra en pleno proceso de grabación de su tercer disco en Los Ángeles, Estados Unidos. El mismo tendrá diez temas y se titulará “Treinta y tres”, porque “es un número que se me aparece como señal de buen camino”, afirma el folklorista que, simultáneamente, está pergeñando un documental de tres capítulos sobre Purmamarca y su entorno, presidido por el insuperable Cerro de los Siete Colores.

Con esa postal del noroeste argentino, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, se había topado cuando estaba realizando un viaje en bicicleta a Ecuador, junto a un amigo de la primaria y profesor de música, Juan Pablo Balbo.

El viaje, que había partido en diciembre de 2011 (casualmente el mismo año que Cabral perdió la vida) desde la provincia de Buenos Aires, tiempo antes de que Rodrigo se recibiera de profesor de Educación Física, fue gestado “por una cuestión espiritual, de encontrarme a mí mismo”

El largo periplo, tuvo una parada importante en un camping de Tucumán, en donde Siamarella, para su sorpresa, recibió una guitarra, de manos de un profesor de música, Alejandro Bandín, quien le dio un consejo: “dedícate a esto y metele”.

El consejo se lo tomó con tal seriedad que, en la noche, al llegar a Cafayate, Rodrigo se animó a cantar canciones folklóricas, acompañado por su amigo y compañero de viaje, con el bombo leguero.

La aprobación de los lugareños fue inesperada y contundente. Al punto que, horas después, los viajeros se detuvieron en Purmamarca. “Pensamos en hacerlo por un día, pero nos quedamos tres meses. Ya que nos convocaron para animar en una peña jujeña. A decir verdad, esa etapa fue una gran escuela. Porque encontré mi lugar en el mundo”, asegura el trovador que se volvió a subir a la bici para continuar con la odisea por rutas y caminos de Bolivia y Perú, hasta arribar a Ecuador y retornar por Chile.

“Recibimos mucho cariño, no solo en la ida, sino también en la vuelta. A decir verdad, nos sacamos muchos prejuicios y pudimos sustentarnos con la música. Porque la gente fue generosa y hasta nos invitó a quedarnos en las casas”, remarca Rodrigo destacando que no tuvieron hechos de inseguridad a lo largo de los dos años del viaje, salvo cuando él llegó a su San Martín natal, “porque me robaron la bicicleta”.

El “bike tour” de cinco mil kilómetros trajo como consecuencia un replanteo en la vida de los aventureros. Porque después de meditarlo, no dudaron en abandonar sus profesiones para conformar “Caminantes del Cielo”, un dúo folklórico que se disolvió al cabo de cuatros años, después de giras por Francia y España.

Ya como solista, Rodrigo Siamarella grabó dos discos, “De la mano” y “Resuena”, que posee géneros como zamba, chacarera, bailecito, huayno, huella y chamarrita. Con los discos en el bolso y la guitarra en el hombro, el cantautor de 35 años supo regresar a Purmamarca y recorrer peñas y diversos espacios de Córdoba y Santiago del Estero, principalmente.

“Mi amor por la música es incondicional”, afirma Rodrigo que se dio el lujo de grabar canciones de su autoría, junto al cantante jujeño Bruno Arias, al multiinstrumentista y cocreador de la banda “Arbolito”, el bonaerense Agustín Ronconi, al pianista platense Jorge Cumbo y, sobre todo, al santiagueño Peteco Carabajal, quien le abrió las puertas de su casa.

El trovador Rodrigo Siamarella concluye con un deseo: “Me gustaría que más gente se conecte con la música en profundidad y con más atención. Hay muchas personas que lo hacen y lo viven como un ritual, pero me gustaría generar más encuentros de este tipo”.

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