Paula tiene 31 años además es intérprete y fotógrafa. En su familia es la única con sordera, a los 18 años comenzó a tomar contacto con la LSA y se largó al camino de la docencia.
Durante su paso en la escuela vivió situaciones de bullying, ya que muchas veces quedaba solita en el aula por falta de empatía y educación por parte del grado.
Afortunadamente en el camino se encontró con maestras que la apoyaron, acompañaron, contuvieron y defendieron en el aula. Sobre todo destacó la presencia de su seño integradora Mónica Vizzari, a quien la considera una segunda mamá. Mónica hacía sus adaptaciones curriculares y más de una vez fue un puente muy grande para educar a sus otras maestras y compañeros y así acotar la brecha del aislamiento y ese dolor que sentía Paula cuando no era integrada entre sus compañeros.
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