“El medio urbano tiene que estar libre de toda barrera” esta premisa contrasta indiscutiblemente con la realidad cotidiana de Agustín, quién día a día se ve imposibilitado de trasladarse por la ciudad por la falta de rampas y condiciones urbanísticas accesibles. Las limitaciones que dificultan su independencia y autonomía muchas veces tienen impacto en el autoestima y sociabilidad de quienes tienen discapacidades.
Una ciudad accesible no solo representa la presencia de rampas en esquinas, señalización adaptada o transporte especial. Señales auditivas, inscripciones en braille, puertas y espacios que permitan desplazarse con facilidad en instituciones públicas, el ámbito educativo, cultural, recreativo y hasta turístico contribuyen a mejorar la calidad de vida de aquellas personas con movilidad restringida o discapacidades.
La falta de estas condiciones representan barreras que traspasan lo estructural y pueden afectar oportunidades de sociabilización y prosperidad económica.
La aplicación de tecnología y la gestión colaborativa entre instituciones privadas, organizaciones sin fines de lucro y estados contribuyen a mejorar las condiciones de accesibilidad y registrar corredores y espacios que faciliten el desplazamiento de las personas con discapacidad. Es el caso de TINO una app de movilidad urbana cordobesa en desarrollo, que a diferencia de otras es gestionada por la propia comunidad que notifica el estado de la ciudad, sus calles y espacios para solucionar problemas que ejercen de barreras.
Agustin expresa que no solo es importante contar con la facilidad estructural, sino también con la contribución comunitaria de dejar libres estos espacios. Una ciudad accesible también se construye con la participación de todos los ciudadanos que viven en ella.
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