Investigadores japoneses analizarán los restos de una misteriosa momia de 300 años adorada en un templo de la prefectura de Okayama.
Los científicos de la la Universidad de Ciencias y Artes de Kurashiki buscan rastrear el origen de la llamada "momia sirena".
Mide alrededor de 30 centímetros y recibió ese apodo por tener la parte superior del cuerpo que parece humana y una parte inferior similar a una cola de pez, según RT.
En la momía aún se observan sus uñas, dientes y cabello, además de una extraña expresión similar a la de un niño que grita con las manos junto a su boca.
Los restos se venían exponiendo detrás de una vitrina en el templo de Enjuin, en la ciudad de Asakuchi.
Hasta ese lugar llegaban visitantes para rezarle por supuestas propiedades curativas.
Tras aceptar a colaborar con los investigadores, el sacerdote del templo, Kozen Kuida, llevó el espécimen al hospital veterinario de la universidad para que le realicen una tomografía axial computarizada y tomar muestras de ADN.
"La hemos adorado con la esperanza de que ayude a aliviar la pandemia de coronavirus, aunque solo sea un poco", dijo Kuida, citado por Asahi Shimbun.
Y añadió: "Espero que el proyecto de investigación pueda dejar registros para las generaciones futuras".
Respecto a su hallazgo, afirman que la misteriosa criatura quedó atrapada en una red de pesca en la costa de la provincia de Tosa entre 1736 y 1741.
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