Portada  |  19 abril 2021

Lo bautizaron Dracopristis hoffmanorum, pero es más fácil decirle Tiburón Godzilla

Así identificaron en el Boletín del Museo de Historia Natural y Ciencia de Nuevo México al pez que vivió hace 300 millones de años y cuyo fósil fue descubierto en 2013. Desde entonces se lo llamó Tiburón Godzilla pero ya se le asignó su nombre científico, que significa Tiburón Dragón de Hoffman, el apellido de la familia dueña de las tierras donde el paleontólogo John-Paul Hodnett encontró un esqueleto completo fosilizado del tiburón. Medía dos metros de largo y tenía 12 filas de dientes con dos aletas que superaban los 75 centímetros de longitud.

Curiosidades

Lo apodaron durante ocho años como Tiburón Godzilla, pero la comunidad científica ahora lo identifica como Dracopristis hoffmanorum: tal es el nombre que le asignaron al sorprendente fósil de un tiburón que vivió en la zona de Nuevo México hace unos 300 millones de años.

Así se destacó en la presentación que se publicó en el Boletín del Museo de Historia Natural y Ciencia de Nuevo México por parte de un grupo de investigadores científicos de diversas instituciones.

El Dracopristis hoffmanorum era un tiburón de dos metros de longitud, que tenía una docena de filas de dientes perforantes y dos aletas de 75 centímetros a lo largo de su espina dorsal, vivió hace unos 300 millones de años y se extinguió al final de la Era Paleozoica, hace unos 252 millones de años.

En 2013, una misión científica excavaba en unos terrenos cercanos a Albuquerque buscando rocas y fósiles de plantas y animales, cuando John-Paul Hodnett –un estudiante recién graduado en ese momento- encontró un fósil diferente a lo hallado durante la expedición.

“Estaba sentado en un lugar sombreado usando una navaja de bolsillo para dividir y mover a través de las calizas, sin encontrar mucho más que fragmentos de plantas y algunas escamas de pescado, cuando de repente choqué con algo que era un poco más denso”, relató Hodnett, quien se especializó en tiburones antiguos. “Al principio, pensé que era la sección transversal de un hueso de una extremidad, lo cual fue emocionante ya que antes no se había encontrado ningún tetrápodo grande en ese sitio”.

La excavación la continuaron los especialistas del Museo de Historia Natural y al día siguiente, se reveló lo excepcional del hallazgo.

 

“El preparatorio de fósiles del Museo, Tom Suazo, entró con esta bandeja de cartón en la mano y una gran sonrisa en su rostro, diciendo que no era un tetrápodo lo que encontré, sino un tiburón realmente grande”, recordó Hodnett.

Pero los descubrimientos continuaron: “En las mismas rocas que arrojaron el fósil de Dracopristis, hemos encontrado dientes de un tiburón más grande llamado Glikmanius, que es conocido casi en todo el mundo en este momento, y habría sido un depredador grande y peligroso”, describió Hodnett.

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