Los autos, una traffic Renault y un Chevrolet Corsa, estacionados en la calle frente a su hogar, fueron devorados por el fuego descontrolado, desencadenando una secuencia de explosiones mientras el material combustible se consumía sin piedad.
El propietario, consternado y desconcertado, no tardó en señalar como principal sospechosa a la hija de su pareja, tras una disputa reciente que mantuvo con ella. La hipótesis de un acto deliberado cobra fuerza a medida que los investigadores recopilan evidencia, incluyendo testimonios de vecinos que aseguran haber presenciado a una joven huir apresuradamente del lugar momentos después de que se desataran las llamas.
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