Los camiones cargados de ayuda humanitaria ya están listos para salir desde la Universidad Provincial de Córdoba con destino a Bahía Blanca, donde cientos de familias atraviesan una tragedia. Entre la ropa, los alimentos y los elementos esenciales, un gesto simple pero profundo se destacó: una niña decidió donar su peluche.
Si bien no se solicitaban juguetes en la campaña de donación, entre las cajas apareció un pequeño oso de peluche, testimonio del espíritu solidario que caracteriza al pueblo argentino.
Junto al peluche, se encuentran otros objetos que reflejan la empatía de quienes donaron: una radio para mantener la comunicación, sillitas para bebés y hasta sillas para personas con discapacidad. Cada aporte es una muestra de cómo la comunidad se moviliza para ayudar a quienes lo han perdido todo. La magnitud de la solidaridad se reflejó en los tres camiones con acoplado que partieron cargados con más de 60 mil kilos de donaciones.
Desde el centro de acopio, la respuesta ha sido abrumadora. "Toda la gente ha colaborado. Vinimos con un camión de Laboulaye y quedó otro allá que falta terminar de llenar", comentó un colaborador. Otra voluntaria, emocionada, destacó: "Es impresionante la cantidad de gente que viene a preguntar dónde dejar las donaciones. Qué bárbaro el pueblo argentino, siempre solidario".
Mientras los camiones emprenden su viaje, el pequeño peluche entre las cajas es un recordatorio de que, en los momentos más difíciles, la solidaridad argentina no conoce de edades ni de distancias.
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