Un insólito hecho ocurrió en el noroeste de Córdoba. Una familia decidió revertir tres años de mejoras en un dúplex tras varias discusiones con el dueño de la vivienda quien se negaba a compensar dichas inversiones.
Cuando los inquilinos ocuparon el dúplex, este carecía de detalles esenciales; por ejemplo, el patio era un terreno sin vegetación, con acumulación de agua de lluvia. Además, las ventanas superiores no contaban con rejas de seguridad.
Tras informar a la inmobiliaria, la familia instaló un desagüe, niveló el jardín y colocó césped de calidad. También construyeron una pequeña pileta de cemento y añadieron rejas a medida en la planta alta.
Transcurrieron los años de contrato y a la hora de renegociar el valor del alquiler las diferencias en el costo mensual de la renta eran significativas.
Los ocupantes buscaron compensación por el valor agregado al inmueble. Propusieron un acuerdo por las mejoras que elevaron la categoría de la propiedad. Sin embargo, el propietario, a través del agente inmobiliario se negó. Esta inflexible postura impulsó la decisión de dejar la propiedad como la habían recibido.
Contrataron operarios y levantaron las champas del jardín. También sus baldosas. Inclusive desenterraron y se llevaron un limonero. La pileta fue destruida con mazas y su espacio cubierto con tierra, anulándola. Las rejas del piso superior, pagadas por el inquilino, fueron extraídas. La casa, así, recuperó su aspecto original.
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