La inseguridad golpea cada vez más fuerte a los trabajadores de aplicaciones en Córdoba. Tras conocerse el caso de Manuel, un joven venezolano de 29 años que sufrió un violento asalto en barrio La Madrid mientras hacía moto Uber, otra madre se animó a contar la situación de su hijo, quien pasó por lo mismo en barrio Las Violetas.
Su relato es desgarrador, la moto con la que el joven se ganaba la vida había sido comprada gracias a un crédito que ella, jubilada, sacó a su nombre. Hoy, sin vehículo y sin respuestas del seguro, la familia quedó atrapada en una deuda que no puede afrontar.
“Con este caso del chico venezolano, le pasó a mi hijo exactamente lo mismo”, comienza relatando la mujer. “Llegó a un pedido, lo rodearon cuatro hombres, lo tiraron al suelo y le pegaron patadas. Como no se sacó el casco, no lo lastimaron tanto, pero igual le robaron la moto y el celular. Nadie lo ayudó, tuvo que ir caminando hasta la comisaría”, recordó con indignación.
La madre explicó que el asalto ocurrió hace dos meses y que, aunque el joven tenía seguro, nunca obtuvieron una respuesta. “La moto era usada y el primer dueño era de San Luis. Como está la factura original a su nombre, la concesionaria no nos da papeles y el seguro no nos reconoce nada. Pasan los meses y seguimos sin noticias”, detalló.
La angustia se multiplica porque la deuda está a su nombre “Yo soy jubilada de la mínima, saqué el crédito para que mi hijo pueda trabajar, y hace tres meses que no pagamos. La deuda la tengo yo y estoy desesperada porque no tenemos solución de nadie”.
La historia de esta madre expone no solo la inseguridad que afecta a repartidores y choferes de apps, sino también la vulnerabilidad de familias que, aun con esfuerzo, quedan atrapadas entre la violencia del delito y la indiferencia de las instituciones.
Comentarios