El Papa presidió la liturgia de la palabra, pronunció la homilía y asistió al resto de la misa, que fue celebrada por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re.
"Caminamos juntos, porque sólo juntos podemos ser semilla del Evangelio y testigos de la fraternidad”, expresó el Papa.
Al inicio de la Eucaristía, tres diáconos rezaron ante la tumba del apóstol Pedro, que se encuentra debajo del altar de la cátedra, recogieron los 44 palios y los llevaron hacia él para que el Santo Padre los bendijera.
Un palio es signo de la potestad de la que, en comunión con la Iglesia Romana, se halla investido cada obispo metropolitano en su propia provincia. Se trata de una faja blanca de lana y seda, adornada con seis cruces, que se coloca sobre los hombros.
Participaron de la eucaristía algunos obispos metropolitanos de diversas partes del mundo, cardenales residentes en Roma y una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla.
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