En un colegio con más de 1.500 alumnos, un grupo de estudiantes de sexto año impulsa una iniciativa que combina juego, organización y solidaridad. A través de la gestión de mesas de metegol en los recreos, los jóvenes no solo promueven la recreación entre sus compañeros, sino que también administran fondos que luego se destinan a distintos finos colectivos y personales.
El sistema funciona de manera simple: cada curso bajo representantes que se encargan de vender fichas a $500 y controlar los turnos. Con lo recaudado, los estudiantes primero salen el alquiler de las mesas y luego administran la ganancia, que en algunos casos se destina a gastos de fin de curso, cenas o recuerdos de egresados.
“ Es como nuestro primer trabajo : aprendemos a organizarnos, a manejar dinero ya resolver situaciones en equipo”, destacaron los alumnos, que hasta el momento han reunido entre 400.000 y 500.000 pesos . La experiencia, acompañada por preceptores y valorada por las autoridades del colegio, fortalece el sentido de responsabilidad y convivencia.
Además, en la institución está prohibido el uso de celulares , lo que potencia al metegol como espacio de encuentro y juego real. " Queremos que los chicos vivan otras experiencias. Este proyecto les deja un aprendizaje que recuerdan con orgullo cuando egresan", señaló la vicedirectora.
Así, el metegol se transforma en algo más que un pasatiempo, es una herramienta pedagógica y solidaria que deja huella en la vida escolar.
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