Jorge Drudi, un metalúrgico que fue uno de los primeros en instalarse en el Polo Estación Flores a principios del 2000, tomó una decisión drástica: vendió todo y se mudó de barrio. La causa, según explicó, fue la creciente inseguridad en la zona.
“Me ganó la delincuencia”, dijo con resignación Drudi. A pesar de haber invertido tiempo, esfuerzo y recursos en desarrollar su actividad, los constantes robos y hechos de violencia lo empujaron a cambiar de rumbo.
"Era insostenible. Me robaron de todas las formas posibles. Llegó un momento en que ya no se podía vivir ni trabajar tranquilo", expresó.
Ahora asegura que ganó en tranquilidad y calidad de vida.
La situación en el preocupa desde hace tiempo a varias personas de la zona, quienes denuncian una ola delictiva constante.
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