Portada  |  18 marzo 2025

Los mensajes que Néstor Soto le envió a Catalina para armar una coartada tras asesinarla

En la audiencia, el detective de Homicidios Rodolfo Palazzi realizó una reconstrucción de los hechos.

Córdoba

Las audiencias por el asesinato de Catalina Gutiérrez (21) retomaron su actividad este martes después de un cambio en la calificación legal del caso.

En la sexta jornada, el detective de Homicidios Rodolfo Palazzi realizó una reconstrucción de los mensajes que le mandó Soto a la víctima antes y después de cometer el asesinato, intentando establecer una coartada.

La conversación virtual entre ambos comenzó a las 18:00 hs, para coordinar una juntada en el bowling del Patio Olmos, a las 21hs.

“¿Estás para estar a las 21:30?”, le consultó Catalina a las 21:18. Soto le dijo que sí y la víctima le envió un audio para explicarle que dejaría el auto en los alrededores del shopping para no pagar de más.

Diez minutos después, Soto la llamó dos veces pero no tuvo respuestas, y finalmente a las 21:32 horas dialogaron durante cinco minutos hasta que Catalina arribó a su domicilio.

La víctima estacionó su auto Renault Clio frente a la casa del asesino, cruzó unas palabras con el joven e ingresó a su casa corriendo.

Después de realizar su cometido, Soto intentó crear una coartada y le mandó mensajes a sus amigos Ulises Balián y Agustina Elías, que también estaban invitados a la juntada.

Lo más sorprendente fue lo que ocurrió después de matarla. Soto le mandó un mensaje a Catalina intentando fingir que nunca llegaron a verse.

A las 21:58 le escribió: “¿Qué onda gila?” y minutos después le dijo que “pegaba la vuelta”. “No hacemos un pingo”, escribió.

Después le hizo una llamada que él mismo canceló y a las 22:18 volvió a escribirle. “Che, ¿qué onda Cata? Era para avisarte que ya estoy en casa. No sé qué onda vos. Les dije a los chicos que se cancelaba. No venías más, ya ni me muestro enojado”.

Finalmente a las 22:25 hs, Soto encendió las luces del frente de su departamento, sacó una bolsa, y arrastró el cuerpo de Catalina sin vida, para luego abandonar el auto en el descampado de barrio Ampliación Kennedy.

Durante su testimonio, el detective reveló que el acusado, ya detenido, admitió: "me cagué la vida", lo que se interpreta como una confesión del crimen.

El relato del detective incluyó momentos impactantes, como el hallazgo de un anillo de Catalina durante el allanamiento en la casa de Soto, lo que se convierte en prueba clave del crimen.

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