Eusebio Cabanagi, jubilado cordobés, fue víctima de una estafa virtual que lo dejó con una deuda millonaria. Todo comenzó con una supuesta promoción en redes sociales, que ofrecía un descuento del 50% en la factura de Epec para jubilados. Al día siguiente, recibió un llamado por WhatsApp en el que se presentaron como empleados de la empresa de energía.
“En Facebook mandaban de Epec una promoción para hacer descuentos de jubilados, del 50%. Yo intenté hablar a un teléfono para tener información, pero siempre hablé con la máquina, nunca me atendió una persona”, contó. Fue entonces cuando se comunicaron con él por WhatsApp para indicarle que debía descargar un formulario desde la aplicación del banco.
Aunque Eusebio les advirtió que el servicio estaba a nombre de su esposa, quien no tenía la app del banco, los estafadores insistieron en que no importaba. Le aseguraron que no debía brindar ninguna clave ni número confidencial, solo ingresar a la app para que le llegara el formulario. “Yo creyendo en el otro...”, expresó.
Una vez dentro del homebanking, se activaron múltiples operaciones sin su consentimiento. “Me llegaron tres correos del banco. Decía que había solicitado un préstamo de $8.770.000, un adelanto de cuenta corriente de 500 mil y una transferencia de la caja de ahorro, que tenía 170 mil pesos. Inmediatamente me doy cuenta. Llamo al teléfono del banco. Ahí nomás me bloquearon todo, pero ya estaba hecho”.
A pesar del reclamo, el banco comenzó a descontarle las cuotas del crédito. Eusebio cobra una jubilación de 1.400.000 pesos, pero cada mes le descuentan más de 700 mil por los préstamos que él asegura no haber solicitado. “Ya pagué dos cuotas”, dijo.
El banco, por su parte, no se responsabiliza: al haber sido el titular quien operó desde la aplicación, la entidad considera que las operaciones fueron legítimas. Ahora, Eusebio debe iniciar acciones legales para intentar demostrar que fue engañado.
Exequiel Vergara, abogado especializado en derechos de usuarios y consumidores, explicó: “El principal problema que tienen los consumidores en Argentina está relacionado con las estafas financieras. Nosotros hemos logrado revertir en muchas oportunidades este tipo de créditos, hacer que se anulen completamente”.
Vergara señaló que este tipo de operaciones no suelen estar respaldadas por la firma del usuario ni por medidas suficientes de autenticación: “A veces, el usuario ni siquiera sabía que tenía a disposición estos créditos. Los bancos tienen obligación de seguridad, son guardianes de todos los fondos depositados”. Y agregó: “Tienen una obligación específica en el caso de adultos mayores, de prestar atención a que las medidas de seguridad que brindan sean lo suficientemente eficientes para no vulnerar los intereses económicos de estas personas”.
El abogado también remarcó que el daño que estas estafas provocan es grave y que, aunque pueden revertirse judicialmente, la única vía que queda es a través de una demanda: “El banco tiene responsabilidad, pero tiene que probar que no arbitró las medidas de seguridad”.
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